Logroño, ciudad situada al norte de España, es la capital política, económica y cultural de la comunidad autónoma de La Rioja, zona especialmente conocida por sus amplios viñedos y su denominación de origen en vinos y otros muchos productos. La ciudad presenta una gran oferta hostelera y cultural, y por ella transcurre el Camino Francés- como ya sabréis si habéis seguido nuestra etapa entre Estella y Logroño-, el cual entra en la ciudad a través de su icónico Puente de Piedra salteando las aguas del río Ebro, el más caudaloso de España, para posteriormente adentrarse en su caso histórico.
En su recorrido por la ciudad, el camino pasa, como no podía esperarse menos, por la Iglesia de Santiago -llamada así por el Apóstol Santiago, que se cuenta que predicó en el lugar donde fue erigida-. Justo ante el templo, se extiende una curiosidad que hoy queremos convertir en el objeto de este artículo para compartirla con todos vosotros, futuros o ya experimentados bicigrinos: la Plaza de la Oca.
La Plaza de Santiago y su Juego de la Oca
En la Plaza de Santiago o, como popularmente se conoce, la Plaza de la Oca, nos encontramos un enorme mosaico en el suelo que representa a escala el Juego de la Oca. Pero aclaremos primero, ¿qué es el Juego de la Oca? Es este un juego de mesa en el que cada jugador debe tirar los dados para hacer avanzar su ficha a través de un tablero en forma de espiral que consta de 63 casillas con diferentes dibujos -entre ellos, el de una oca, que se repite a lo largo del recorrido-. Dependiendo donde se caiga, se podrá avanzar o habrá que retroceder, o incluso perder turnos o volver al punto de partida.
Sin embargo, el que encontramos en esta plaza no es el tablero usual del juego con sus típicas 63 casillas con dibujos de pozos y laberintos, si no que junto a ocas y dados, se pueden encontrar otros dibujos un tanto diferentes que presentan las distintas paradas del camino: Burgos, Sahagún, León, Ponferrada, Melide… entre otras muchas más.
La partida empieza en Logroño y termina en la tumba del Apóstol, cada casilla representando una de las muchas paradas del Camino Francés. En ellas aparecen también dibujados los monumentos más significativos que el peregrino va a encontrarse a lo largo del camino. Los puentes anónimos presentes en el juego original de la Oca, se traducen aquí como el Puente la Reina de Navarra y el Puente Órbigo en la provincia de León, y el laberinto, la casilla que nos hacía perder nuestro turno en el juego original, corresponde aquí a las Médulas de León.
La plaza mide unos 150 metros cuadrados y fue remodelada en 1991, momento en el que se incluyó este juego de la oca. El tablero en el suelo, que los peregrinos pueden recorrer andando, está acompañado por bancos en forma de dados, y a un lado de la plaza se encuentra la llamada Fuente de los Peregrinos. Todo este singular conjunto, junto a la iglesia de Santiago, constituye un lugar de paso del Camino Francés, y uno de especial originalidad e interés.
Origen del Juego de la Oca: los Templarios y el Camino de Santiago
Hay varias teorías sobre el origen del Juego de la Oca, entre ellas algunas remontan sus inicios a la antigua Grecia y su disco de Phaistos, mientras que otras prefieren situar su creación en Italia, en la Florencia de la época de los Medici.
Una de ellas, sin embargo, afirma que este juego lo crearon los templarios en el siglo XII, tomando como fuente de inspiración el Camino de Santiago. Cuentan que en su tablero con motivos esotéricos los templarios ocultaron sus conocimientos y tesoros bajo complicadas claves cabalísticas.
Otros opinan que el tablero es simplemente una guía de la ruta jacobea llevada a cabo por parte de la Orden del Temple, empezando el juego en Logroño y avanzando a lo largo de distintas casillas hasta alcanzar Santiago de Compostela. Los templarios prohibían a sus miembros participar en entretenimientos como el ajedrez u otros juegos que requirieran un tablero o dados, por lo que es posible creer que el propósito inicial de la Oca fuera el ser una guía del itinerario jacobeo, adaptado en forma de juego para aquellos aún no iniciados en la orden.
Así pues, si tenemos en cuenta este posible origen del juego, el tablero de la Oca funcionaría como metáfora del peregrino que, como jugador en su búsqueda tanto interior como exterior, supera los obstáculos presentes a lo largo del camino para conseguir llegar hasta su meta.
Sea cual sea el verdadero origen de este misterioso juego, es un hecho que la Plaza de la Oca supone una curiosidad lo suficientemente llamativa como para reclamar un poco del tiempo de cualquier peregrino que pise tierras logroñesas. Invitamos, pues, a todos aquellos bicigrinos cuya ruta pase por La Rioja, a realizar una pequeña parada en esta curiosa plaza.
Y aquí finalizamos, no sin antes recordaros que, si queréis llegar a esa última casilla, estamos a vuestra disposición si necesitáis para proveeros las bicicletas para el Camino.