ETAPA 14: DE MELIDE A SANTIAGO DE COMPOSTELA – CAMINO FRANCÉS EN BICI

Distancia a Santiago: 51 Km

Distancia en etapa: 51 Km

Tiempo estimado: 5-6 horas

Cota mínima: 250 m

Cota máxima: 470 m

Dificultad de la ruta: Media

Lugares de interés: Melide, Lavacolla, Monte do Gozo, Santiago de Compostela

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí 

Etapa 14 y última del Camino de Santiago en bicicleta desde Melide hasta Santiago de CompostelaPincha en la imagen para ampliar

De esta etapa suele grabarse más en la memoria la confrontación de sensaciones que se experimenta al ir acercándose al final de la peregrinación, que las dificultades que se sufren o los lugares por los que se pasa. La emoción que se siente al saber que se va alcanzar la meta jacobea da fuerzas para afrontar los continuos cambios de pendiente y de firme, así como la última subida del Camino Francés en O Monte do Gozo.

Desde la salida de Melide se discurre la mayor parte del tiempo por sendas y corredoiras en el monte. A partir de Salceda (Km 25) la N-547 se interpone todo el rato en el recorrido, cruzándose varias veces y siguiendo el camino su curso en algunos tramos. A partir de Salceda poco nos queda, bordeamos el aeropuerto y desde Lavacolla (Km 42) no volvemos a pisar monte o sendas de tierra. Por asfalto subimos a O Monte do Gozo (Km 48) y, desde allí, bajamos al valle donde se encuentra la catedral jacobea: el “campo de las estrellas” (Campus Stellae) del apóstol.

Final del Camino de Santiago en la CatedralCatedral de Santiago de Compostela (Fotografía cedida por Mario Sánchez Prada en Flickr bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Esta etapa comienza discurriendo por largas extensiones de pistas forestales entre árboles, con paradas en pequeñas aldeas. La N-547 estará siempre cerca, cruzándose de vez en cuando, pero desde Salceda (Km 25) se interpondrá cada vez más en nuestro camino. Desde Salceda hasta O Amenal (Km 36,7) la carretera se cruza cerca de diez veces en nuestra ruta, cinco de ellas sin paso peatonal seguro; por lo que se debe extremar la precaución. Aún así, en muchos tramos entre los cruces seguiremos circulando entre árboles, por lo que la sensación es de tranquilidad rural.

Tras pasar O Amenal (Km 36,7) comenzamos la subida hacia la valla del aeropuerto, que bordeamos por el norte para seguir hacia Lavacolla (Km 42). Desde Lavacolla afrontamos la última rampa del Camino Francés: la subida a O Monte do Gozo (Km 48), primer lugar desde el que veremos las torres de la catedral.

Además de este repecho hay otros que tendremos que afrontar en la jornada: el que va desde Castañeda (Km 8) hasta el paso superior de la N-547 y el que hay entre O Amenal (Km 36,7) y Cimadevila (Km 37), que continúa hasta alcanzar el aeropuerto -aunque termina de manera más tendida-. De todas maneras, la mayor rampa -junto con la subida a O Monte do Gozo- será la que hallaremos a la salida de Ribadiso de Abaixo (Km 11), una cuesta con una pendiente media del 8% que nos llevará al arcén de la carretera.

A pesar de que estos son los desniveles más fuertes, no podemos olvidar que seguimos en Galicia, lo que significa que su topografía cambia permanentemente y sus caminos son el prototipo de ruta “rompepiernas”. Hasta A Peroxa (Km 17,3) el camino será especialmente una sucesión de subidas y bajadas, que pueden ser más o menos pronunciadas.

Localidad de A Peroxa durante el Camino de SantiagoA Peroxa (Fotografía cedida por Alexander Schimmeck en Flickr bajo las siguientes condiciones)

De todas maneras, la principal dificultad con la que podemos encontrarnos es, sin duda, el barro. Muchas de las pistas que recorremos son de firme muy blando, por lo que cuando llueve se convierten en un lodazal. Incómodo para los caminantes, puede ser un suplicio para nosotros. La verdad es que si hacéis esta ruta en época de lluvias solamente podríais barajar ir por la N-547, ya que no hay carreteras secundarias o comarcales que sigan nuestro recorrido. Ir por la nacional sería una pena, porque no se pasa por casi ninguna localidad jacobea y os perderíais la última inmersión rural del Camino Francés. Por eso, nuestra recomendación desde Tournride para esta etapa es que vayáis por el camino peatonal durante toda la ruta.

A partir de Lavacolla ya sólo circularemos por asfalto -o empedrado centenario- hasta la catedral. Hasta ahí, la mayor parte de los caminos serán de tierra cuando se va entre monte o de grava cuando unen pequeñas poblaciones.

También hay que tener en cuenta que en esta etapa se cruzan bastantes arroyos, riachuelos y ríos. ¡Galicia es verde por su gran cantidad de agua! En general no tendremos problema para cruzarlos y únicamente tendremos que sacar a relucir nuestras habilidades al pasar sobre el río Raído (Km 2,5), casi a la salida de Santa María de Melide. Una estrecha pasarela de granito, en la que se debe pasar en fila india, ayuda a salvar el caudal.

Por último, la entrada a Santiago puede resultar un poco confusa, ya que es bastante la zona urbana que debemos atravesar. A la salida de O Monte do Gozo (Km 48) cogeremos la N-634 tras evitar unas escaleras. Por la acera de la izquierda o por el arcén derecho entramos en Santiago por el barrio de San Lázaro, cruzando varias rotondas y, en la tercera, giramos oblicuamente a la izquierda. Ya en la entrada a la rúa Concheiros, seguimos recto por la peatonal calle de San Pedro y tras un paso de cebra entramos por fin en la zona monumental de Compostela… ¡Estamos en nuestro fin de Camino!

CONSEJOS PRÁCTICOS

Recomendación de itinerario: En esta etapa no hay carreteras comarcales o secundarias que sigan el curso de la ruta. Las únicas opciones son ir por la N-547 o seguir la ruta peatonal. En Tournride recomendamos seguir la señalización jacobea por la ruta peatonal.

– En época de lluvia podemos encontrarnos con la principal dificultad de este tramo: el barro. Muchas pistas forestales son de firme muy blando y por lo tanto se multiplicará nuestro esfuerzo para avanzar, ¡habrá que tirar de marchas cortas!

Los primeros 17 Km hasta A Peroxa son un verdadero tramo “rompepiernas”. A partir de ahí el firme será siendo cambiante, pero las variaciones serán en general menos bruscas.

Cuidado con los cruces de la N-547 con los senderos peatonales, a veces son un poco peligrosos. En el mapa de etapa os marcamos con señales los cruces en los que hay que extremar la precaución.

En Santiago de Compostela hay tres oficinas que no podéis dejar de visitar:

1) La oficina del peregrino. Al lado de la plaza del Obradoiro, en la Calle Carretas nº33, está la oficina de recepción al peregrino. Aquí os sellarán por última vez la credencial y os darán gratuitamente la Compostela, el documento con vuestro nombre y apellidos -en latín- que acredita el cumplimiento de la peregrinación jacobea. También hay la opción de conseguir un Certificado de Distancia (3€), en el que aparece desde dónde y cuándo habéis peregrinado, así como los kilómetros recorridos. Aquí venden tubos para guardar los papeles (2€), aunque también los encontraréis en muchas de las tiendas de recuerdos de la ciudad, generalmente a un precio bastante menor.

Horario de la oficina: Abierto todos los días excepto el 25 de diciembre y 1 de enero. Del 1 de noviembre al 31 de marzo de 10,00 a 19,00h. En Semana Santa y el resto del año de 8,00 a 21,00h.

2) La oficina de Tournride. Si tras recoger vuestra Credencial os pasáis por nuestra oficina, que está a 5 minutos de la catedral, os recogeremos la bicicleta para que no tengáis que preocuparos más por ella y os daremos el equipaje que os hayamos estado guardando, si es que habéis decidido usar nuestro servicio de envío de maletas. Además… ¡siempre nos encanta que os paséis para contarnos vuestra experiencia!

Os esperamos en la calle Laverde Ruiz n.º 5, de lunes a viernes abrimos de 10,00 a 14,00h y de 16,30 a 19,30; aunque si venís en fin de semana uno de nosotros vendrá a la oficina para atenderos. Sólo os pedimos que nos digáis la hora a la que vendréis, para que no tengamos que estar esperando en la oficina los días festivos. Podéis escribirnos el día anterior a info@tournride.com o llamarnos al +34 981 936 616 durante la semana. Durante el fin de semana puedes marcar la opción de asistencia en la centralita, el 8 para español, el 9 para inglés.

3) La oficina de turismo. A pesar de que, como siempre, en Tournride os proponemos un paseo para conocer la ciudad que es fin de etapa y meta de peregrinación, nunca está de más informarse. La oficina de Turismo de Galicia está en la rúa do Vilar 30-32 y en la misma calle, pero en el número 63, está la oficina de turismo del Ayuntamiento de Santiago de Compostela.

Para irse de Santiago hay múltiples opciones de conexiones, dada la gran cantidad de turistas que recibe, su situación estratégica y su condición de capital de la comunidad. Alquilar las bicicletas con Tournride facilita la logística de vuestra salida, ya que no tendréis que preocuparos del embalaje o del coste extra de enviar vuestras propias bicicletas de vuelta a casa. Así, cargando ya sólo con una maleta, podéis iros de Santiago…

En avión. El aeropuerto de Lavacolla cada vez acoge más vuelos directos, tanto a diferentes partes de España (Alicante, Barcelona, Bilbao, Ibiza, Madrid, etc.) como de otras partes del mundo (Dublín, Ginebra, Londres, etc.). En la página de Aena  podéis verlos todos. En Galicia también hay aeropuerto en A Coruña y en Vigo, ciudades a menos de 45 minutos en tren en las que podréis encontrar muchas más conexiones. Además, para vuelos internacionales puede resultar una buena opción mirar las conexiones del aeropuerto de O Porto (Portugal), ya que a veces se encuentran vuelos a buen precio y desde Santiago se puede ir directamente al aeropuerto en autobús con Alsa.

En autobús. Desde la estación de autobuses de Santiago, al norte de la ciudad, hay conexiones con el resto de ciudades gallegas o España, incluso también algunas con otras partes de Europa.

En tren. La estación de tren no está muy lejos del centro y en la página de Renfe podréis ver todas las opciones de destinos que se ofrecen, ¡que son muchas!

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Hoy será un día para grabar en nuestra memoria… ¡Conoceremos la catedral de Santiago! Además del templo y de la ciudad vieja compostelana, ambos Patrimonio de la Humanidad, tendremos la oportunidad de sumergirnos por última vez en nuestro Camino en el entorno rural gallego, pasando entre árboles autóctonos y otros venidos de las antípodas -como el eucalipto-.

También visitaremos patrimonio religioso, alguno con restos muy curiosos y representativos como en la iglesia de Santa María a la salida de Melide.

Y, además del patrimonio histórico y artístico, se nos hará la boca agua con el gastronómico; sobre todo en Arzúa. Aquí podremos probar otro producto con Denominación de Origen gallega, el queso de Arzúa-Ulloa, que casa perfectamente con la miel de producción local o con el delicioso membrillo casero.

Según nos acerquemos a Santiago nos internaremos en un entorno cada vez más urbano, que culminará con la vista por vez primera de las torres de la catedral en O Monte do Gozo.

Pero, sobre todo, hoy será un día de emociones encontradas; en el que nos daremos cuenta de cómo se enfrentan la alegría de llegar a Santiago con la tristeza de poner un punto y aparte -que no final- a nuestro Camino.

Camino de Santiago desde MelideCamino de Santiago desde Melide (Fotografía cedida por Miriam Mezzera en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DE ARZÚA A SALCEDA EN UN “SUBE Y BAJA” CONSTANTE

La salida de Melide es sencilla, nada tiene que ver con otras que ya hemos pasado en grandes ciudades. Desde la rotonda central de la localidad debemos dirigirnos hacia el norte, siguiendo las indicaciones del “Museo Terra de Melide”. Pasándonos al lado izquierdo de la calle nos dirigimos hacia el Concello. Tras pasar el ayuntamiento giramos sucesivamente a la izquierda y a la derecha y subimos una pequeña pero intensa rampa en la rúa Principal. Las flechas señalan una senda de tierra y grava con mucha vegetación a ambos lados, que nos deja en la N-547.

Tras cruzar la carretera múltiples señales indican el camino a la iglesia de Santa María de Melide (Km 1,1). Esta aldea siempre se ha configurado como un ente diferenciado de Melide, aunque hoy prácticamente parece formar parte de la localidad principal. La iglesia que aparece a la derecha del camino es de origen románico y está repleta de pequeños detalles que merecen nuestra atención.

La mayoría de los elementos constructivos de la iglesia de Santa María de Melide están decorados. En las arquivoltas vemos ajedrezados o juegos con pequeñas rectángulos, así como motivos geométricos o algunas formas que recuerdan a antigua simbología celta -trisqueles, esvásticas, espirales, etc.-. Los capiteles también están repletos de tallas, vemos desde leones y bestias -de cuyo significado de protección y amenaza ya hablamos en la etapa anterior– y formas vegetales.

Iglesia de Santa María de MelideIglesia de Santa Maria de Melide (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En el interior de la iglesia hay dos elementos excepcionales: un altar románico, decorado con pequeños arquillos bajo los que se conserva pintura de diferentes colores; y una reja de metal del S. XII que se guarda en la sacristía moderna del templo.

Y vosotros os preguntaréis… ¿Una reja? ¿Qué valor puede tener una reja? Pues bien, aunque podáis pensar que el valor de la reja de Santa María reside en lo artístico de las bonitas espirales que la forman, su mayor valor es el histórico y sociológico, ya que si la situamos en su tiempo nos cuenta cosas sobre la sociedad medieval y su manera de ver la vida.

En la Alta Edad Media (hasta el S. XII) la iglesia era el lugar de reunión social más importante. El templo representaba en sí mismo la jerarquía social y, por ello, cada persona tenía su espacio delimitado según género, estamento y avance en el cumplimiento de los sacramentos. La parte más sacra era el ábside, orientado al este, el lugar por el que sale el Sol y que representa la luz y lo divino. En esta zona sólo podían estar los sacerdotes, los que se habían “unido” de por vida a Dios. En las naves los más ricos estaban delante y muchas veces se separaba a mujeres y hombres. En los pies de la iglesia, en el pórtico de entrada, estaban los que aún no habían sido bautizados -por eso la pila bautismal estaba allí, sin estar bautizado no se podía pisar las naves-.

Por eso, caminar desde la entrada de la iglesia hasta el ábside era una representación del camino hacia Dios. Cada sacramento te permitía entrar en una parte diferente y, además, marcaba todos los momentos importantes de la vida, desde el nacimiento (bautismo) hasta la muerte (extremaunción). De hecho, ¡a falta de DNI o pasaporte, el registro social que había eran los libros de las parroquias!

Igual que el hecho de estar o no bautizado te dejaba dentro o fuera de lo social, impidiendo el acceso a algunos trabajos o poder vivir en determinadas zonas -los judíos, por ejemplo, tenían sus barrios diferenciados-, dónde te sentabas en misa dejaba muy claro en qué punto de tu vida y de la sociedad te encontrabas. Para remarcar esto muchas veces los espacios se delimitaban físicamente con rejas o estructuras de madera. Se usaban también para “esconder” a los fieles algunos de los momentos más sagrados, como la transustanciación. De hecho, en la Iglesia ortodoxa esto se sigue haciendo, separando los espacios con grandes estructuras de madera con iconos (pinturas religiosas). En la Iglesia católica la separación de espacios empezó a difuminarse en el gótico, cuando la luz entró en el templo y su concepción filosófica cambió completamente. Los elementos separadores se quitaron, prueba de los cambios sociales que se sucedieron con el surgimiento de las ciudades y de la burguesía. La mayoría de estas rejas o estructuras, que fueron testigos de lo que era vivir en una sociedad estamental, se perdieron. Pero no esta reja de Santa María, que es la única que queda en toda Galicia.

Tras esta curiosa visita abandonamos el empedrado de Santa María y seguimos por una senda de grava que en unos metros se interna en un tupido bosque. Recorremos esta pista de tierra en un continuo sube y baja entre robles, castaños, pinos y eucaliptos. Según avancemos hacia Santiago -y sobre todo si seguimos después hasta Muxía o Fisterra- nos iremos dando cuenta de cómo el eucalipto, árbol de origen australiano, va desplazando a las especies autóctonas gallegas.

Esto, a nivel general, se debe a esa forma de dividir el campo en pequeños minifudios -heredados entre todos los hijos- que es propia de Galicia. Desde los años 80 muchas personas que vivían en la ciudad heredaron trozos de monte y cedieron los derechos de explotación de su terreno a empresas de celulosa o maderera gallegas. El eucalipto es un árbol de crecimiento extra-rápido y que da buen resultado para la química papelera, pero que seca mucho la tierra y que se expande y coloniza el terreno circundante. Poco a poco el eucalipto ha ido desplazando las especies atlánticas y de ribera, propias de Galicia, que necesitan mucha más agua y tienen un crecimiento mucho más lento, como el roble o el castaño.

Hoy muchos ven el eucalipto como una plaga y uno de los más grandes problemas medioambientales gallegos, mientras que otros lo apoyan como motor económico y potenciador de la industria. Lo cierto es que, aunque el gobierno gallego sigue extendiendo la autorización a las industrias de celulosa y madera para que sigan trabajando, se están ampliando las prohibiciones de plantación de eucalipto en algunas zonas gallegas.

Senda de tierra rodeada de eucaliptos en la provincia de A CoruñaSenda entre eucaliptos en la provincia de A Coruña (Fotografía cedida por Roi Arias en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Entre árboles cruzamos un arroyo por una sencilla pasarela de granito y alcanzamos la máxima cota de etapa (470 m) en la zona de Parabispo. Salimos del bosque para tocar el arcén de la N-547 en Raído (Km 3,5) y nos internamos de nuevo entre los árboles. En un continuo sube y baja cruzamos otro tramo de bosque hasta Boente (Km 5,7), pueblo dividido en dos por la carretera nacional.

Antes de cruzar la carretera veremos un cruceiro y una fuente, denominada “de la Saleta”, de la que dicen que su agua tiene propiedades beneficiosas para la salud. En el otro lado de la vía nacional se encuentra la iglesia de Santiago, con origen románico aunque tremendamente reformada en el XIX -sólo le quedan una ventana y dos capiteles del S. XII-. Del templo llama la atención la imagen de Santiago Peregrino que se conserva en el retablo mayor.

Dejamos atrás Boente por su calle empedrada hasta llegar a una senda que, de nuevo, vuelve a cubrirse por las tupidas hojas de los árboles. Por este camino “rompepiernas” cruzamos la N-547 por un túnel, seguimos por monte y luego cogemos una senda que comienza a ganar altura paralelamente a la carretera nacional. Ya en la parte superior se desvía hacia la izquierda para entrar en Castañeda (Km 7,9).

A Castañeda traían los peregrinos medievales una piedra que habían recogido en Triacastela, para que fuese procesada en sus hornos y ayudar a la construcción del templo del apóstol. Saliendo de la localidad se desciende por una senda entre pastos, primero por asfalto y después por tierra tras un cruce con otra pista. El perfil es favorable hasta que cruzamos un arroyo y comienza una subida hasta un paso superior a la N-547.

Tras pasar la carretera nacional el perfil vuelve a ser de bajada hasta entrar en Ribadiso da Baixo (Km 11). Como bien explica su nombre, esta pequeña localidad se encuentra en la ribera del Iso, río que cruzamos por un sencillo puente de un sólo arco, en el que la vegetación ha colonizado el espacio de la piedra.

Peregrino caminando por el puente de RibadisoRibadiso (Fotografía cedida por Hans-Jakob Weinz en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Una sola calle configura el pueblo, con los servicios -bares y albergues- a ambos lados. El albergue público de la localidad se encuentra en la orilla del río, nada más pasar el puente, y ocupa el espacio de un antiguo hospital rehabilitado.

A la salida de Ribadiso la calle comienza a empinarse hasta convertirse en una rampa bastante potente, que termina en un túnel bajo la N-547. Una pista asfaltada sigue entonces el curso de la carretera y termina convirtiéndose en una senda paralela al arcén izquierdo de la carretera nacional, que nos lleva directamente a Arzúa (Km 14).

En Arzúa se unen a nosotros los peregrinos que vienen desde Irún recorriendo el Camino del Norte, una ruta que era muy usada en la Edad Media cuando aún se estaba recuperando territorio a los árabes y muchas de las zonas por las que pasaba la ruta francesa estaban en la línea de batalla.

Arzúa es una localidad que, a pesar de su milenaria historia vinculada al Camino de Santiago, no conserva muchas edificaciones antiguas. La mayoría de las construcciones son modernas, incluso su iglesia parroquial de Santiago es de mediados del S. XX -del templo llaman la atención las dos tallas del apóstol como peregrino y como matamoros, una iconografía de la que ya hemos hablado previamente-. La capilla de la Magdalena es el único resto medieval que podremos encontrar. Formaba parte de un antiguo convento del S. XIV.

A pesar de que no cuente con un gran patrimonio artístico, Arzúa puede convertirse en la parada de descanso ideal. Después de recorrer estos primeros 14 Km de ruta agradeceremos mucho sentarnos y probar el queso de la localidad, que se puede comer bañado por la miel que se produce también en esta zona.

Queso de denominación Arzúa-UlloaQueso Arzúa-Ulloa (Fotografía cedida por Roger Casas-Alatriste en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Galicia tiene cuatro Denominaciones de Origen Protegidas de quesos, aunque por supuesto en la comunidad se elaboran muchos más tipos. El de O Cebreiro ya tuvimos oportunidad de probarlo al entrar en el territorio y ahora en esta zona podemos probar el de Arzúa-Ulloa, un queso de vaca graso que generalmente se consume poco curado, bastante fresco. En Galicia se suele decir “que se desparrama” por el plato, ya que si lo cortas no aguanta su forma y se extiende hacia fuera. Además de estas D.O.P., los otros dos quesos gallegos son el de Tetilla y el San Simón, siendo este último ahumado.

DE ARZÚA O PEDROUZO, DOS LOCALIDADES MODERNAS CON LA N-547 COMO VÍA PRINCIPAL

Tras esta deliciosa parada salimos de Arzúa abandonando su vía principal hacia la izquierda, por la calle empedrada de Cima do Lugar. En perfil favorable esta calle terminará por convertirse en una senda de grava que nos llevará a una zona de bosque denominada de As Barrosas, porque cuando llueve se forma una gran cantidad de barro… ¡Así que en época de lluvias hay que acortar marchas!

Pasamos por delante de una capilla dedicada a San Lázaro, una advocación que ya hemos visto en el Camino en otros lugares apartados, ya que mucha gente con enfermedades infecciosas peregrinaba esperando curarse y era atendida en lazaretos.

Tras cruzar un río comenzamos a ascender por esta húmeda pista forestal hasta volver a circular por asfalto a la entrada de Pregontoño (Km 16,2), una pequeña población rural en la que podemos ver la capilla del XVIII dedicada a San Paio, con un enorme pórtico externo casi del tamaño del propio templo. Por asfalto pasamos por un túnel bajo la N-547 y seguimos por una senda recta entre prados que nos lleva a A Peroxa (Km 17,3).

Desde A Peroxa volvemos a internarnos en una pista forestal con perfil, en general, favorable. Muchos de los árboles -cada vez más de ellos, eucaliptos- de esta zona son decorados por los peregrinos, que los llenan de papeles con mensajes en todos los idiomas.

Tras cruzar un riachuelo subimos por tierra hasta una pequeña población denominada Taberna Vella. Nada más pasarla un gran puente nos lleva a pasar sobre las faraónicas obras de la autopista A-54, una vía cuya intención es comunicar Lugo con Santiago, abriendo un poco la comunicación del interior de Galicia con la parte atlántica -aunque lleva muchos años en construcción por los sucesivos aplazamientos y retrasos-.

Tras cruzar las obras entramos en la localidad de A Calzada (Km 19,8), que está en el límite entre el concello de Arzúa y el de O Pino. A la salida del pueblo el asfalto se convierte en gravilla y luego de nuevo en pista forestal entre monte, aunque en general el perfil es sencillo -y lo seguirá siendo hasta O Amenal (Km 36,7)-.

Entramos en la aldea de Calle (Km 21,8), de firme empedrado, cuyo nombre viene del latín callis en el sentido de “senda, camino”, por lo que seguramente su toponimia delate su antigua relación con el Camino de Santiago. En la senda principal del pueblo encontramos un original hórreo, situado como un arco sobre el camino. Pasamos por debajo de él y al salir del pueblo nos encontramos con algunos milladoiros -montones de piedras que se dejan como ofrenda-.

Continuamos por pistas forestales entre el pintoresco entorno rural, una ruta para disfrutar. Como única problemática nos podemos encontrar, de nuevo, con el engorroso barro en época de lluvias. Llegamos así a Boavista (Km 23,2) y, poco después, al arcén derecho de la N-547 en A Salceda (Km 25), desde donde la dinámica de la etapa cambiará bastante: la carretera nacional se cruzará permanentemente en nuestro camino y la inmersión en el apacible entorno rural no volverá a ser tan intensa como hasta ahora.

DESDE SALCEDA AL AEROPUERTO DE SANTIAGO: ENTRAMOS EN LAS CERCANÍAS DE COMPOSTELA

Las señales jacobeas nos indican que abandonemos Salceda por una senda de grava en el arcén derecho, por la que comenzamos a ascender levemente. Pasamos por delante de una placa a un peregrino belga que falleció ya casi tocando Compostela, junto a la que otros han ido dejando recordatorios en su honor, y en tan sólo 1 Km debemos volver a cruzar la carretera nacional en un cruce a nivel, por lo que se recomienda mucha precaución.

Nos internamos por una senda entre eucaliptos y llegamos así a O Xen (Km 26,3) y a As Ras (Km 27), pequeñas localidades formadas por un conjunto de casas.

Volvemos a cruzar la carretera nacional, aunque esta vez sí que disponemos de la opción de hacerlo por un túnel inferior. Ya en el arcén derecho, nos alejamos por una pista de grava que nos lleva a A Brea (Km 27,6), localidad en la que existen opciones de alojamiento.

La senda nos lleva de nuevo al arcén derecho de la carretera nacional, que debemos cruzar de manera un poco peligrosa para pasar a una acera en el arcén izquierdo, donde encontramos unos bancos y un lugar para resguardarse en caso de lluvia. Seguimos por una senda de grava en el arcén izquierdo hasta llegar a O Empalme (Km 29,3), donde debemos volver a cambiarnos de lado de la carretera en un cruce peligroso. Los coches aquí suelen ir más lento pero el punto coincide con un cambio de rasante.

Tras el cruce llegamos a una senda que alterna grava y tierra y que se interna entre árboles, pasando cerca del arcén derecho de la carretera pero a una cota diferente. En descenso vamos hacia un túnel bajo la N-547 que nos lleva a Santa Irene (Km 30,3). Aquí podemos ver la capilla de Santa Irene, una sencilla construcción del S. XVIII que gana mucho encanto gracias a todos los robles que la rodean, algunos de gran tamaño. Cerca de la capilla hay una fuente de la que se dice que conserva siempre joven a los que se lavan con su agua regularmente. ¡Una pena no poder llevársela a casa!

Capilla de Santa IreneCapilla de Santa Irene(Fotografía cedida por walter en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Debemos volver a cruzar la N-547 sin paso peatonal seguro para ir al arcén derecho, donde encontramos una zona de descanso con una gran fuente que tiene una vieira tallada. Tras circular un poco por el arcén nos internamos en una senda entre eucaliptos que nos lleva a un paso inferior a la carretera, tras el que seguimos por gravilla hasta A Rúa (Km 31,7).

A Rúa es una pequeña localidad de una sola calle -lo que ya transmite su propio nombre- con bastante encanto, transmite mucha tranquilidad. Cuenta con alojamientos en los que pasar la noche y lugares en los que descansar en un entorno rural tranquilo, estando muy cerca do Pedrouzo, donde encontraremos todos los servicios.

Para llegar a O Pedrouzo (Km 33) sólo tenemos que subir hasta el arcén izquierdo de la N-547, ya que la carretera cruza el pueblo por la mitad. En esta localidad es donde la mayoría de los caminantes deciden pasar su última noche de peregrinación, aunque a nosotros nos llevará muy poco recorrer la distancia que queda…¡En tan sólo 18 Km estaremos en Santiago! En O Pedrouzo encontraremos todos los servicios que necesitemos y puede ser un buen lugar para descansar o para coger algo para beber y comer y disfrutarlo en O Monte do Gozo, que está a sólo 15 Km y nos ofrecerá unas vistas inmejorables.

Tras seguir por la carretera, que es la vía principal de O Pedrouzo, cruzamos al otro lado en un paso de peatones y subimos por una calle con una pendiente bastante notable hasta llegar a las instalaciones de un colegio. Allí giramos a la izquierda y vamos por una pista forestal hasta San Antón (Km 34), pequeña localidad en la que bajamos por una pista asfaltada de tan sólo 100 m.

Entramos así en una pista que alterna tierra con grava y asfalto entre carballos (robles). Durante 1 Km circulamos apaciblemente mientras el sol se cuela entre las tupidas copas de los árboles, hasta que salimos a la luz del día por una senda entre fincas cultivadas que, tras girar a la izquierda y a la derecha, nos deja en O Amenal (Km 36,7), localidad situada a ambos lados de la carretera nacional. Salvamos la vía por un paso inferior y nos internamos en el que será el último tramo forestal que hagamos en nuestra peregrinación. Más que un agradable paseo pintoresco se convertirá en una prueba de esfuerzo, ya que se recorre en pendiente vertical permanente, con una media del 5% hasta Cimadevila y del 3% en el siguiente kilómetro y medio.

Tras llegar a la cota más alta de 363 m el terreno se nivela y a veces se encuentra con leves descensos. Alcanzamos el borde oriental del aeropuerto, que fue construido en medio de las sendas que solían llevar a Santiago. Por eso nosotros debemos sortearlo, rodeándolo por su parte norte en sendas de tierra al lado de la valla metálica del aeródromo, donde muchos peregrinos cuelgan cruces o recuerdos. Esta parte del camino se suele embarrar muchísimo cuando llueve, lo que puede ser un gran contratiempo para nosotros. Pasamos al lado de un gran mojón que con los símbolos jacobeos nos anuncia la entrada a Santiago.

ÚLTIMO TRAMO HASTA LA CATEDRAL, SUBIENDO A O MONTE DO GOZO Y BAJANDO POR EL ÁREA URBANA HASTA EL CENTRO DE COMPOSTELA

Ya en el lado occidental del aeropuerto vamos a San Paio (Km 40,6), una pequeña población con una iglesia en el centro y salimos por una senda de grava entre árboles, que termina descendiendo para cruzar por un túnel la SC-21.

Tras el cruce de la SC-21 un miliario nos indica que sigamos de frente por una senda de grava para después descender por asfalto hasta Lavacolla (Km 42), localidad cuyo nombre se relaciona con una tradición jacobea. Según el Códice Calixtino, los peregrinos se lavaban en el río Sionlla del pueblo, para llegar limpios a Santiago. Su nombre vendría de “lava-collus”, es decir, “lavar el cuello”.

Esa tradición de limpiarse antes de entrar en Santiago y en la catedral tenía una importante lógica simbólica, pero también una obvia carga higiénica. Se trataba de dejar atrás toda la suciedad, que simbólicamente representaría los pecados, para entrar “limpio” a ver al apóstol y recibir la indulgencia plena, pero es que además… ¡Imaginaos cómo podían oler los peregrinos medievales y la cantidad de “pequeños amiguitos” que podían traer consigo después de meses caminando y durmiendo a la intemperie! De hecho, antes la puerta de la catedral los peregrinos se desnudaban y se volvían a lavar en la llamada “Fuente del Paraíso”, quemando además su ropa ante la denominada “cruz dos farraposfarrapo es “ropa vieja” en gallego-. Ya limpios y con ropa nueva entraban para ver al Apóstol, habiéndose ganado el Cielo. Tras la visita muchos de ellos dormían en la catedral y, aún así, la atmósfera tenía que ser lo suficientemente agobiante como para que se diseñase el botafumeiro… ¡un incensario que puede quemar hasta 40 Kg de incienso!


Camino de tierra con una peregrina caminando antes de llegar a LavacollaCamino antes de Lavacolla (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En Lavacolla pasamos por delante de un bonito palco de música, una construcción que en la Galicia de finales del XIX era un auténtico centro de relaciones sociales. Dada la climatología lluviosa, estas estructuras mitad mobiliario urbano-mitad edificaciones, permitían disfrutar de la música y el baile en cualquier situación, con una visibilidad perfecta de la orquesta.

Para salir de Lavacolla cruzamos la N-634 y seguimos por una pista asfaltada que se convierte, tras pasar el río, en toda una rampa. La pendiente no se nivela hasta Vilamaior (Km 43,3), una pequeña localidad que cruzamos de este a oeste para seguir, ya siempre por asfalto, hasta Santiago.

Ya por terreno plano pasamos por delante de la sede de la televisión de Galicia (TVG) y del centro territorial de TVE y subimos una calle en ligera pendiente positiva para entrar en San Marcos (Km 47,2). Al salir de San Marcos nos encontraremos a nuestra derecha con la capilla de San Marcos y un gran monumento dedicado a Juan Pablo II… ¡Estamos en el Monte do Gozo!

Estatua de los peregrinos en el Monte do GozoMonte do Gozo (Fotografía cedida por Isidro Cea en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El Monte do Gozo (Km 48) se denominaba “de San Marcos antiguamente”, ya que aquí el obispo de Santiago mandó en el S. XII construir una capilla a este santo. Dice la leyenda que en realidad la capilla se la construyó el propio San Marcos, porque cuando estaba peregrinando a Santiago, casi llegando a la meta, le preguntó a un alemán cuánto quedaba para llegar y este le mintió, diciéndole que faltaban miles de kilómetros. Lo hizo porque, según la tradición, quien llegaba primero a la cima y veía la catedral era el “rey” de la peregrinación; no quería que San Marcos le arrebatase el honor. El santo, desanimado, decidió que no era capaz de seguir y se construyó en ese lugar una capilla.

En esa capilla paraba la gente a rezar hasta el S. XVIII, cuando se fue abandonando -la que vemos hoy es de nueva construcción-. El monte se fue conociendo cada vez más con el nombre de “o gozo” por la emoción que invade a los peregrinos al ver por primera vez las torres de la catedral bajo sus pies, en el valle en el que está Compostela.

Al lado de la capilla surge un camino que lleva a una gran explanada con un monumento que fue construido en 1989, cuando el papa Juan Pablo II fue a Santiago a presidir las Jornadas Mundiales de la Juventud. Cientos de participantes peregrinaron a Compostela y se edificaron unas grandes instalaciones en este monte para acoger los actos. Hoy en día siguen manteniéndose y cuentan con un gran anfiteatro -aquí tocaron desde los Rolling Stones hasta Bruce Springsteen-, un hotel, cafeterías, albergue, etc. En el mirador del monte, desde el que vemos la catedral por primera vez, hay dos inconfundibles esculturas del artista José María Acuña López -el mismo que retrató a un caminante medieval en el alto de San Roque- de peregrinos mirando hacia Compostela con su mano derecha alzada.

Volvemos a la calle asfaltada por la que veníamos y bajamos hasta un punto en el que una señal nos indica unas escaleras que llevan a una acera en la N-634. Podemos evitar las escaleras siguiendo la pista hacia la derecha, ya que en unos metros también desemboca en la carretera.

Llegamos así a una rotonda en la entrada al barrio de San Lázaro, donde unas letras de metal rojas forman la palabra “Santiago de Compostela” en un lado de la rotonda, aunque el letrero normal de entrada a la localidad, plagado de pegatinas de peregrinos, tampoco deja de tener su encanto.

Desde San Lázaro podemos elegir ir por el arcén derecho con los coches o por la acera de la izquierda. Al principio las aceras son anchas, pero luego se irán estrechando y serán cada vez más incómodas.

Seguimos todo recto y, dos rotondas más allá, giramos oblicuamente a la izquierda para seguir por una calle que desemboca en una pulpería, en el cruce con la N-550. Debemos cruzar al otro lado y seguir por la rúa Concheiros, llamada así porque antiguamente era el barrio fuera de la muralla en el que los artesanos fabricaban las conchas de vieira -normalmente de latón- que se usaban como símbolo de haber culminado la peregrinación.

Hoy la calle engancha con la de San Pedro, un barrio que se encontraba junto a una de las siete puertas de la muralla. De hecho la calle, hoy peatonal y repleta de pequeño comercio, termina en el cruce de Puerta del Camino, donde estaba la muralla con la entrada por la que pasaban todos los peregrinos. En el suelo vemos una inscripción en diferentes idiomas que dice “Europa se hizo peregrinando a Compostela”, en referencia a cómo esta ruta ayudó a forjar los lazos de la identidad europea.

Tras cruzar el paso de peatones entramos en el empedrado de la ciudad vieja de Santiago, que desde 1985 es Patrimonio de la Humanidad. Dentro de ella se conservan multitud de monumentos románicos, góticos y barrocos entre viviendas con galerías, pórticos o pequeños balcones.

Subiendo por la calle de Casas Reais llegaremos a la plaza de Cervantes, que tiene una fuente en medio y un lado porticado. Aquí estaba antiguamente el ayuntamiento de Santiago, hasta que en el S. XX se trasladó al imponente edificio neoclásico que se alza frente a la catedral en la plaza del Obradoiro.

Seguimos la línea porticada en la plaza y bajamos la calle hasta encontrarnos a nuestra izquierda, por fin, con la puerta de Azabachería de la catedral de Santiago. Aquí se encontraba antiguamente la mencionada Fuente del Paraíso y por esta puerta -que no conserva su decoración original- entraban todos los peregrinos para ver al apóstol. Hoy muchos prefieren seguir por las escaleras hasta la plaza del Obradoiro y ver la imponente fachada en el espacio abierto antes de entrar al templo. Nosotros podemos bordear las escaleras yendo por el lado de San Martín Pinario, un antiguo monasterio que hoy acoge múltiples usos y es el segundo conjunto religioso más grande de España -después del Escorial-.

Ya en la plaza del Obradoiro podemos, al fin, bajarnos de la bicicleta y disfrutar de esa mezcla de alegría y tristeza que se siente al terminar la peregrinación. El esfuerzo invertido en los cientos de kilómetros que hemos recorrido se nos olvidará nada más bajarnos de la bici, pero las experiencias y los momentos que nuestro Camino nos ha regalado se quedarán grabados en nuestra memoria…¡A partir de ahora una parte de nosotros siempre querrá volver a Compostela!

Catedral de Santiago de Compostela en la plaza del Obradoiro