Distancia a Santiago: 661 km
Distancia en etapa: 49 km
Tiempo estimado: 4 horas
Cota mínima: 420 m
Cota máxima: 590 m
Dificultad de la ruta: media – baja
Lugares de interés: Los Arcos, Torres del Río, Viana, Logroño
Itinerario en Google Maps: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí
En esta etapa saldremos de Navarra para adentrarnos en La Rioja, la comunidad más pequeña de España pero internacionalmente conocida por sus vinos. Para llegar a Logroño y poder catarlos, deberemos antes recorrer 49 km que conjugarán tramos tranquilos de pista agrícola con perfil sencillo con otros dos más complicados, especialmente el de los cerca de 11 km que separan Torres del Río de Viana.
Desde Tournride os contamos todo sobre el perfil, servicios y patrimonio; para ayudaros a disfrutar al máximo de vuestro Camino y a tomar la mejor decisión de itinerario. Aún así, si os queda cualquier duda, siempre podéis contactar con nosotros.
¡Buen Camino!
PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA
Salimos de Estella y recorremos los cerca de 2,5 km que nos separan de Ayegui por una ruta pedregosa en permanente subida, aunque con algunos saltos de pendiente bruscos. Un pistoletazo de salida un poco rompepiernas, pero nada que no se pueda llevar.
Tras salir de Ayegui y hacer la parada obligatoria en la Fuente de Bodegas Iratxe, hay dos posibles itinerarios: seguir por Azqueta y Monjardín o ir hacia el sur y salvar el Montejurra para pasar después por Luquín. Ambas opciones nos llevan a Los Arcos, pero desde Tournride escogemos (y os recomendamos) hacer la ruta tradicional por Azqueta y Villamayor de Monjardín.
Al salir de Azqueta la senda de tierra comienza a coger pendiente y se vuelve más estrecha según se avanza. En algún momento el recorrido puede volverse bastante incómodo, por lo que si necesitáis bajaros de la bici, no lo dudéis. Esta rampa dura sólo 1,5 km y nos recompensará con la visita a otra de las fuentes más emblemáticas del Camino, la Fuente de los Moros.
Saldremos de Los Arcos deberemos salir por el cementerio, en el lado este del pueblo, para coger otra pista agrícola de buen firme que en 7 km nos hará desembocar en Sansol (kilómetro 26 de ruta).
En Sansol salimos por la NA 1110 y desde ella ya podremos ver Torres del Río a nuestra izquierda, en una cota más baja. La carretera gira y nos lleva directos al pueblo. Entramos en Torres del Río por el norte y nos metemos por las calles de la Carrera y del Sepulcro para encontrarnos con la flecha amarilla a nuestra derecha, que nos lleva a enfrentarnos con el tramo más complicado de esta etapa.
Los 10,5 km que separan Torres del Río de Viana componen un verdadero tramo “rompepiernas”, con permanentes subidas y bajadas y continuos cambios de terreno. La parte más complicada es el cruce del barranco de Cornava, a caballo entre ambas localidades. La mayoría de esta parte del itinerario transcurre casi pegado a la NA 1110 y no cruza ningún pueblo o monumento reseñable, salvo por la ermita del Poyo, al borde de la carretera NA 1110. Además, el camino cruza varias veces la carretera de doble sentido, lo que también hace este tramo peligroso.
Por todo esto, a pesar de que se intente seguir el itinerario tradicional cuando se haga el Camino, en este caso desde Tournride os recomendamos que desde Torres del Río a Viana vayáis por la carretera NA 1110. Al llegar a Viana aún quedarán por delante 11 km de camino y no tiene sentido agotarse innecesariamente.
Una vez en Viana, el resto de la etapa hasta Logroño es una pendiente bastante pronunciada, excepto una pequeña rampa que usaremos para volver a la carretera al cruzar la frontera entre Navarra y La Rioja.
Salimos de Viana por la N 111 (también podemos seguir el sendero peatonal saliendo por el polígono y cruzando la carretera por un paso subterráneo) y tras recorrer menos de 1 Km vemos una senda de tierra con un miliario con el símbolo de la concha y la flecha a nuestra izquierda. Debemos coger esa pista asfaltada, que nos llevará directos a la ermita de la Virgen de las Cuevas (kilómetro 41 de etapa).
Desde la ermita seguimos por la pista asfaltada en pendiente y nos dirigimos al oeste para volver a la N 1111 por una ligera rampa. Al llegar a la carretera e incorporarnos a ella ya veremos el cartel verde que indica que entramos en la Rioja y, casi después, el cartel azul y amarillo del camino que nos señala la senda asfaltada que debemos seguir.
Tras cruzar tres pasos subterráneos, con la N 1111 a nuestra derecha, en poco más de 2 km llegaremos al puente de Piedra, entrada a nuestro fin de etapa: Logroño.
En resumen…
En resumen, a pesar de que esta etapa es la más larga de las que hemos realizado desde Saint Jean Pied de Port, el perfil sencillo y la gran cantidad de pistas asfaltadas harán que gran parte de los kilómetros a recorrer se conviertan en una agradable despedida de los campos navarros.
Únicamente recordamos aquí los dos tramos en los que hemos de tener precaución y las posibles variantes de ellos:
- Azqueta – Monjardín. Subida de 1.5 km por una rampa a veces bastante incómoda. Variante: ir por Montejurra y Luquín, aunque tampoco es un camino de rosas (hay que subir el monte hasta una cota de 970 m y volver a bajarlo).
- Torres del Río – Viana. Tramo de 10,5 Km con variación de tipo de terreno y permanentes subidas y bajadas, un “rompepiernas” en toda regla. Variante: Hacer esta parte por la NA 1110, lo que desde Tournride recomendamos.
CONSEJOS PRÁCTICOS
- Si empezáis vuestro camino en Estella, la mejor manera de llegar allí es en autobús, ya que no hay estación de tren. La Estellesa es una compañía de autobuses con conexiones a Estella desde Irún, Logroño, Pamplona, Puente la Reina y San Sebastián (además de muchas otras localidades menores).
Otra opción es ir en taxi desde Pamplona a Estella, si contactáis con Fermín en el +34 609 44 70 58, os llevará por 55 euros en días laborables y 68 en festivos. Su taxi tiene capacidad para 8 personas, por lo que puede organizar grupos de peregrinos para reducir el coste.
Recordad que en Tournride os llevamos las bicicletas al lugar en el que empecéis y podemos transportar vuestro equipaje sobrante a vuestro fin de camino.
- En esta etapa hay dos tramos de bastantes kilómetros en los que no hay ningún lugar en donde comprar agua o comida: los 9,3 km desde Urbiola a Los Arcos y los 10,6 km desde Torres del Río a Viana. Por ello, recomendamos provisionarse en Villamayor de Monjardín o Urbiola y en Sansol o Torres del Río.
- Gran parte de la etapa transcurre por pistas entre campos abiertos, sin sombra. Si váis a recorrer este itinerario en verano, tened en cuenta la necesidad de ir bien protegidos del sol y con agua de sobra.
- Menos en Azqueta y Urbiola, en el resto de localidades por las que se pasa en esta etapa hay albergues con lugares cerrados para guardar las bicicletas: uno en Ayegui, dos en Villamayor de Monjardín, dos en Los Arcos, uno en Sansol, dos en Torres del Río, tres en Viana y seis en Logroño. El albergue parroquial de Logroño no tiene lugar cerrado para las bicicletas.
ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Hoy tenemos mucho que ver: desde ingeniería civil medieval en forma de fuentes y puentes hasta grandes templos en Logroño y otros más pequeños en Torres del Río. Visitaremos la gran Viana, núcleo histórico y monumentalizado y recorreremos campos entre viñedos. ¡Comienza la experiencia enológica en La Rioja!
Ayegui es prácticamente una extensión de Estella, por lo que en este principio de etapa debemos enfrentarnos al recorrido por estos términos municipales poblados y con tráfico denso.
Debemos salir de Estella por el suroeste. Tanto la calle de San Nicolás (ya visitada en nuestro paseo de fin de etapa anterior) como la calle Fray Diego de Estella, que sale del puente que cruza el Ega y conecta con el centro de la localidad, desembocan en una rotonda que nos lleva a la calle Carlos VII. Por esta calle salimos hacia Ayegui, cogiendo la segunda salida hacia la Calle de Estella en la siguiente rotonda.
En menos de 1 km ya estamos en Ayegui, por cuyo centro pasa la NA 1110 que debemos volver a coger tras pasar la Plaza de los Fueros. En unos 200 metros veremos la señal del peregrino con la flecha que nos indica que cojamos la calle de la izquierda que en menos de medio kilómetro nos llevará a nuestra primera parada obligatoria del día: el monasterio de Santa María de Iratxe y la famosa fuente de las bodegas del mismo nombre que, en vez de agua, mana vino.
Primero veremos a nuestra derecha la fuente de Bodegas Irache, la llamada “fuente del vino”. De piedra, tiene una placa de metal con la Cruz de Santiago repujada con dos caños a sus lados, de uno mana agua y del otro sale vino. Este fantástico invento se construyó en 1991, con la idea de que todos los peregrinos pudiesen acercarse a la fuente y corroborar lo que ya decía Aymeric en su códice del S. XII, que Estella era “tierra de buen pan y óptimo vino”.
De hecho, antiguamente el pan y el vino eran una parte sustancial e importantísima de la dieta de los peregrinos, ya que productos como la carne o los huevos no estaban al alcance de la mayoría de la sociedad.
Además, la fuente combina esa referencia a la antigüedad del vino y del Camino en la zona con la más clara de las modernidades: hay una webcam instalada en la fuente, que permite ver en directo a los peregrinos. No dudéis en avisar a vuestra familia y amigos para que os echen un ojo cuando estéis allí, ¡siempre está bien dar envidia sana!
Si queremos, en la oficina cercana a la fuente y en el Museo del Vino de la bodega pueden sellarnos la credencial de peregrinos.
Seguimos por el camino y unos metros más adelante llegamos a la plaza donde está el Monasterio de Santa María de Iratxe. Esta monumental construcción que aúna diferentes estilos, se comenzó a construir en el S. XI sobre otro anterior del S. VIII. Desde entonces fue sumando ampliaciones y mejoras y estuvo habitado ininterrumpidamente desde su nacimiento hasta 1985. Hoy en día ocupa casi 7000 m2, de los cuales más de 1000 se corresponden con su iglesia.
Fue el primer hospital de peregrinos de Navarra, ya que el de Roncesvalles no se comenzó hasta cerca de 100 años más tarde. Además de hospital de peregrinos también ha funcionado como universidad y lugar de formación para clérigos.
De su construcción inicial llama la atención cómo se ha conservado la iglesia, del S. XII. El templo es románico claramente influenciado por la arquitectura cisterciense. El císter surgió como oposición a la Orden de Cluny, con la idea de devolver a los monasterios el ascetismo y pobreza. Por ello su arquitectura no está plagada de decoración, sino que es de formas limpias y elegantes, como este templo.
En relación a este enfoque hacia la pobreza, dice la leyenda que el abad de este monasterio solía esconder comida del cenobio bajo su hábito para dárselo a los pobres y que, cuando el resto de monjes le reprendía por sacarla a escondidas, al subirse el hábito salían rosas y flores.
Además de la iglesia, vale mucho la pena la visita a los dos claustros del conjunto, siendo uno tardogótico y el otro de estilo herreriano.
Seguimos por la pista asfaltada hasta llegar en cerca de medio kilómetro a un cruce. Si seguimos las flechas amarillas pintadas en una piedra que nos señalan a la derecha, nos dirigiremos hacia Azqueta y Monjardín. En cambio, si seguimos por el sendero de tierra que tenemos en frente, ya veremos en unos metros un miliario de camino que nos estará indicando que sigamos recto, para hacer la ruta por el Montejurra y Luquín. Las dos rutas están bien señalizadas.
DE FUENTE A FUENTE, SEGUIMOS LLEVÁNDONOS POR LA CORRIENTE: RUTA POR AZQUETA Y MONJARDÍN
Tras esta parada festiva y cultural, debemos seguir nuestro camino, que nos llevará a visitar otra de las fuentes emblemáticas del Camino: la fuente de los Moros. Para eso debemos llegar a Villamayor de Monjardín.
Seguimos el sendero de tierra hasta llegar a la carretera NA 1110 y, después, la cruzamos para coger la Avenida Prado de Irache que sale un poco hacia nuestra derecha. Esta calle nos hará pasar por el Camping Iratxe y luego se convertirá en un sendero de tierra que cruza una carretera por un paso inferior. Siguiendo este estrecho sendero de tierra entre la poblada vegetación, volveremos a cruzar la carretera y teniendo la NA 1110 a nuestra izquierda todo el tiempo, llegaremos a Azqueta.
Desde Tournride, recomendamos que este pequeño tramo entre Ayegui y Azqueta se haga por la NA 1110. El sendero es estrecho y está lleno de saltos. No es que técnicamente sea complicado, pero sí que es engorroso y no se gana nada yendo por ahí, aunque sea la ruta tradicional.
Mencionar que de Azqueta es natural uno de los personajes más conocidos del Camino Francés, llamado Pablito. Para los peregrinos en bicicleta es todo un mito porque fue una de las primeras personas (si no el primero) que realizó el camino en bici, durante los años 60. Siempre espera a los peregrinos a la entrada del pueblo para dar consejos sobre cómo caminar correctamente o contar historias en relación a la peregrinación.
Por la calle Carrera salimos de Azqueta, girando a la izquierda tras pasar una nave industrial. Por delante tenemos una rampa en forma de senda de tierra no demasiado ancha de cerca de 1,5 km que desemboca directamente en Monjardín. ¡Ánimo, tras subirla podremos refrescarnos en una fuente de agua clara y tendremos por delante un paseo tranquilo hasta Los Arcos!
Al llegar a Monjardín la senda de tierra se convierte en una pista asfaltada y a nuestra izquierda se señala la fuente medieval de los Moros. Aunque su tejado se reconstruyó hace poco tiempo, dándole la misma forma que tenía cuando se construyó en el S. XIII, el resto de la fuente es un ejemplo muy especial de ingeniería civil medieval muy bien conservado y sin adiciones.
La fuente de los Moros es en realidad un aljibe, palabra procedente del árabe que significa “pozo” o “depósito”. Por las influencias de Al-Ándalus en la península ibérica podemos encontrar este tipo de construcción en diferentes luagres. Los árabes los ponían siempre en el patio de sus casas, en forma de piscina central a la que canalizaban el agua de la lluvia. Por eso, más que una fuente tradicional occidental con caños, este aljibe parece una caseta con dos grandes arcos de entrada que llevan a unas escaleras que descienden hasta el depósito de agua. Si hace calor, este lugar será perfecto para refrescarse un poquito después de la rampa que ha tocado subir desde Azqueta.
Dice el propio ayuntamiento de Villamayor de Monjardín que este pueblo es el de las cuatro mentiras, ya que “ni es villa, ni es mayor, ni tiene monjas ni tampoco jardín”. En realidad, antiguamente el nombre del pueblo era simplemente Villamayor pero como en España hay muchas localidades con ese nombre le añadieron el del monte en el que se encuentra. Antes ese monte se llamaba Deyo, por eso al castillo que hay en su cima se le denomina San Esteban de Deyo.
Del castillo se dice que “lo construyeron los romanos, lo hicieron fuerte los moros y lo conquistaron los navarros”. Las evidencias arqueológicas datan el castillo en el S. VIII por lo que los romanos no pudieron construirlo y a finales del S. IX el pueblo fue conquistado por los árabes, aunque a principios del S. X el rey Sancho Garcés lo recupera. Dicen que este monarca se enterró en el castillo del pueblo, que fue muy importante porque su posición en una cota alta sobre el terreno colindante lo hacía un fuerte estratégico.
AGRADABLE PASEO POR EL CAMPO NAVARRO HASTA LOS ARCOS
Desde Monjardín hasta los Arcos, tenemos por delante poco más de 13 km de senda de tierra en forma de pista agrícola. Al salir de Villamayor por el Camino Romaje ya veremos los miliarios que nos indican que sigamos hacia el sur, cruzando después la A-12 por un paso inferior y subiendo una ligerísima rampa hasta Urbiola.
En Urbiola (o ya antes en Monjardín) no está de más aprovisionarse de agua y comida, ya que no hay ninguna localidad más hasta Los Arcos.
Salimos de Urbiola por la calle Mayor, cruzamos la NA 7400 y ya vemos cómo el asfalto se vuelve a convertir en una pista agrícola que en unos 600 m nos vuelve a hacer cruzar la A 12 por otro paso subterráneo. Desde ese momento, tenemos más de 10 km de camino bien señalizado en ligera pendiente. Aunque no sea pista asfaltada en la mayoría del trayecto el sendero es bastante ancho, así que no tendremos ningún problema.
Entramos en los Arcos por el norte. Este pueblo debe su desarrollo histórico a su posición de “nudo de caminos”, entre ellos el Camino de Santiago o las rutas romanas de comercio. Debido a la importancia que tiene como paso de peregrinación sigue la estructura de pueblo-calle, con su calle Mayor coincidiendo con el itinerario del Camino Francés.
Hoy en día es final de etapa para muchos peregrinos, sobre todo los que van a pie, y por ello tiene muchos servicios. Antiguamente también era así y llegó a tener tres hospitales de peregrinos diferentes. Uno de ellos, el de San Lázaro, atendía a muchos peregrinos enfermos en estancias más largas (se recuerda sobre todo una gran epidemia de lepra).
Tras pasar la mal conservada ermita de San Vicente, único vestigio de un pasado esplendoroso en el cual en ese lugar había un gran palacio y una iglesia, nos dirigimos por la calle mayor al centro del pueblo.
Esta vía principal está flanqueada por grandes casas de piedra con escudos en las fachadas, recuerdo también de la importancia histórica de la villa, en la que vivían importantes familias navarras.
En la plaza de la fruta debemos girar a la derecha para llegar a la plaza de Santa María, en la que se nos irá la vista automáticamente a la solemne construcción de mismo nombre, debido a su magnifica sillería y envergadura. Es una de las iglesias más importantes de Navarra.
De nuevo, el Camino de Santiago vuelve a ser la causa de que en tiempos medievales se decidiese impulsar la construcción de un templo. Se inició a finales del S. XII, cuando el itinerario era un fenómeno de masas de la época y se fue reformando hasta el S. XVIII.
Del exterior llama la atención la portada norte del S. XVI, una gran ejemplo renacentista repleta de tallas de ángeles y querubines. En el exterior hay también un gran pórtico de construcción más tardía (S. XVIII), neoclásico y carente de decoración icónica.
Desde la torre de esta iglesia se solía tocar la campana para guiar a los peregrinos que, dado que el camino desde Monjardín no estaba tan bien señalizado como lo está hoy en día (las señales que hoy nos guían son el resultado de un esfuerzo colectivo iniciado en los años 80), se perdían y desesperaban al no divisar Los Arcos.
En Tournride os recomendamos sin dudarlo que os bajéis de la bici para visitar lo que puede ser lo mejor de la iglesia de Santa María: su interior. Repleto de retablos menores de estilo rococó, posee también un gran retablo mayor en el ábside de estilo barroco, del S. XVII. La cantidad de colores y tallas por todas partes maravillan al visitante, repletos de pequeños detalles que llaman la atención. También vale la pena fijarse en la talla manierista (entre el renacimiento y el barroco) de las sillas del coro y, sobre todo, en su órgano del S. XVIII, el más ostentoso de Navarra.
Fuera de la iglesia también vale la pena la visita al claustro, del S. XVI y de estilo tardogótico.
DE LOS ARCOS A TORRES DEL RÍO, MÁS KILÓMETROS DE PISTAS AGRÍCOLAS CON PERFIL SENCILLO
Salimos de Los Arcos por la plaza de Santa María, cruzando el paso de cebra que hay en la propia plaza y que ya desemboca en la ruta jacobea. Una calle asfaltada vuelve a convertirse en una senda de tierra al abandonar la localidad y, siguiendo poco más de 3 km en ligera pendiente, llegaremos a un punto en el que un miliario nos indica que cojamos la pista a la derecha.
Siguiendo recto en una ligera rampa, llegamos a la carretera NA 7205 donde otra señal nos hace girar a la izquierda y seguir por asfalto hasta alcanzar Sansol.
Sansol y Torres del Río están prácticamente pegados, separados por un barranco. Por ello, cuando siguiendo la carretera lleguemos a la NA 1110 y continuemos por ella, veremos a nuestra izquierda Torres del Río en una cota más baja.
La NA 1110 nos hará desembocar directamente al norte de Torres del Río, bajando una pendiente muy pronunciada. Entramos por la calle de la Carrera y nos dirigimos al centro del pueblo para visitar la iglesia del Santo Sepulcro, una extraña joya del románico.
A los peregrinos que antes de llegar a Puente la Reina les picó la curiosidad y se acercaron a visitar la iglesia de Santa María de Eunate, este templo seguro que les recuerda a esa visita previa. Al igual que la otra iglesia, es del S. XII y también se le relaciona con la Orden del Temple (aunque no hay ninguna evidencia histórica de ello) y en su forma se parece mucho al Santo Sepulcro de Jerusalén. También coinciden las dos en su forma octogonal, aunque en este caso sí que su forma geométrica es perfecta.
En el interior llama la atención su imponente bóveda, con unos nervios entrecruzados que recuerdan la influencia de la arquitectura árabe en esta zona. De hecho, se piensa que pudo ser construida por cristianos artesanos que vivieron durante años bajo dominio musulmán en la península ibérica y que luego vieron su trabajo influenciado por ello.
Por fuera, es curioso cómo a pesar de ser románica y por lo tanto formar parte de un estilo que suele tender a la robustez y a la horizontalidad, este templo tiene tres pisos con vanos abiertos iluminando la cúpula superior y una gran torre cilíndrica que aporta mucha verticalidad. Al igual que otras torres ya vistas, esta se usaba como faro para los peregrinos en la noche, guiándoles su camino.
TRAMO COMPLICADO ENTRE TORRES DEL RÍO Y VIANA
El tramo de Torres del Río a Viana es incómodo, con continuas subidas y bajadas, con un firme cambiante según las necesidades, rodeado de vegetación y cruzando varias veces la NA 1110 cerca de curvas. Como ya mencionamos al principio, recomendamos realizar esta parte de la etapa directamente por la carretera NA 1110, en este caso sí que no tiene sentido para los ciclistas seguir el sendero original.
En todo caso, si decidís coger el sendero tradicional del camino, veréis que está bien señalizado. Saliendo de Torres del Río por la calle asfaltada Camino de Santiago, se desemboca en una senda que cruza la carretera nacional por un paso inferior. En poco más de 2,5 km desde Torres del Río, llegaremos a la ermita del Poyo.
La ermita de la Virgen del Poyo está en el margen norte de la NA 1110, por lo que si hacéis la ruta por carretera pasaréis igualmente por aquí. Antiguamente en este lugar había un hospital de peregrinos y una iglesia dedicada a la Virgen, pero lo único que queda es esta ermita, que está en bastante mal estado de conservación. La obra inicial seguramente se comenzó en el XVI pero en el XIX se recomedeló notoriamente y en ese mismo siglo el templo sufrió un gran incendio que quemó su imagen de la virgen del XVI. La escultura que hoy se puede ver es una copia de la original.
Después de seguir durante unos metros por la carretera, la cruzamos y cogemos una senda de tierra que nos lleva a otra carretera, la NA 7206. Tras menos de 80 metros por esa carretera la cruzamos al ver la señal en una senda a la derecha y seguimos por una fuerte pendiente bajando el Barranco de Valdecornava. Con la carretera a nuestra izquierda, cruzamos un pequeño puente sobre el río Cornava y seguimos por la senda de tierra, cruzando por un paso inferior la carretera y continuando hasta llegar a la NA 1110 de nuevo. Los últimos 2 km los hacemos por la carretera para entrar en Viana por su zona de polígono (kilómetro 38 de ruta).
Al llegar a la calle del Cristo, en la entrada de Viana por la NA 1110, veremos la señal del peregrino a la derecha que nos indica que sigamos esa calle. Siguiendo prácticamente recto todo el tiempo llegaremos al centro de la localidad, a la Plaza de los Fueros.
Viana es la última localidad navarra que visitaremos en el Camino Francés y la gran cantidad de monumentos, restos de murallas y casas blasonadas dan fe de la importancia que tuvo esta villa históricamente. Parte de esta importancia se debe a su situación estratégica, en un alto cerca de la frontera con Castilla. Llegó a tener seis hospitales de peregrinos y hoy en día tiene todos los servicios que un peregrino puede necesitar. Si no os veis con fuerzas para llegar hasta Logroño (quedan 11 km) es la otra opción que tenéis para pasar la noche.
En nuestra parada en Viana no podemos perdernos la visita a la iglesia gótica de Santa María, en la propia plaza de los Fueros. Construida entre los S. XIII y XIV en uno de los momentos de máximo esplendor de la villa, es un maravilloso ejemplo del gótico, con adiciones posteriores. Una de ellas se encuentra al lado de la portada sur, renacentista, en donde una lápida recuerda a los visitantes que allí está enterrado César Borgia, príncipe, guerrero y cardenal.
Hijo del papa Alejandro VI, de la familia Borgia (conocida por sus intrigas en el Vaticano y por la sucesión de papas y personajes poderosos que formaron parte del panorama del renacimiento italiano), este personaje pasó a la historia por su fama de hacer todo lo necesario para conseguir sus objetivos. Esto se resume en su lema de “o César o nada”. De hecho, se dice que fue él quien inspiró la obra de “El príncipe” de Maquiavelo, con su filosofía tan influyente en la política de la Edad Moderna de “el fin justifica los medios”.
El nombre de la familia Borgia es en realidad una italianización de la casa de Borja, de origen navarro. César Borgia fue obispo de Pamplona con sólo 16 años y cardenal un año después. Al igual que otros de su linaje, se quería que llegase a papa, pero el nombramiento de Julio II, enemigo acérrimo de su familia, llevó a su encarcelamiento. Al final consigue volver a España como militar y termina por fallecer en un combate en Viana a principios del S. XVI.
La portada en la que se encuentra su tumba es uno de los mejores ejemplos del renacimiento español, con multitud de pasajes bíblicos y mitológicos tallados en piedra.
El interior de la iglesia casi nos hace sentir como en una gran catedral, con tres grandes naves y diferentes capillas adyacentes muy decoradas, con frescos en las bóvedas. Se puede dar la vuelta al templo por el triforio, es decir, el pasillo que hay encima de las naves laterales en un nivel superior y que da a la nave central. Desde allí tendremos una buena vista del impresionante retablo barroco que hay en el ábside de la iglesia.
Si queréis pasar más tiempo en Viana también es interesante ir a ver el ayuntamiento, la Casa de la Cultura (antiguo hospital de peregrinos), el convento de San Francisco y la iglesia de San Pedro.
DE VIANA A LOGROÑO, ÚLTIMOS 11 KM POR LA ERMITA DE LA VIRGEN DE LAS CUEVAS
Salimos de Viana por la NA 1111 y tras un kilómetro veremos a la izquierda una pista asfaltada marcada con un miliario que en poco más de otros mil metros nos llevará a la ermita de la Virgen de las Cuevas, que aparecerá a nuestra derecha.
La ermita de la Virgen de las Cuevas no impresiona artísticamente, ya que en el XVIII se rehizo completamente de manera muy sencilla, con mampostería y sin mucha decoración. Lo que llama más la atención es el arco rebajado que da entrada a su pórtico.
Pero aún así recomendamos la visita por varias razones. Primera, porque es parte del camino tradicional Francés. Segunda, porque se emplaza en un lugar en el que había un poblado ya desde antes de la llegada de los romanos (poblado de Covas) que luego en el S. XIII se unió a Viana. Y, por último, porque ya Aymeric Picaud menciona este lugar en su guía del S. XII. Hay al lado de la ermita un pequeño merendero con mesas y bancos de piedra. Un buen lugar para relajarnos.
Tras la visita, enfrentamos los últimos 8 km de etapa, seguimos por esa pista y en unos 200 metros un miliario nos señalará una senda de tierra y gravilla hacia la derecha. Continuando en ligera pendiente (como desde que salimos de Logroño) nos encontramos con una pista asfaltada en rampa que nos lleva a una rotonda de la NA 1111.
Siguiendo hacia la izquierda, ya vemos el letrero que nos indica que entramos en La Rioja. Lo pasamos y cogemos la salida a la derecha, bien señalizada, que nos lleva a un paso subterráneo y una pista asfaltada por la que entramos en Logroño. Por la ribera del Ebro llegamos a una rotonda que comunica con el Puente de Piedra. ¡Bienvenidos a Logroño!
UN PASEO POR LOGROÑO
Como siempre, en Tournride os proponemos un paseo de una tarde por la ciudad fin de etapa, para que podáis disfrutar de todo lo que Logroño puede ofrecer. En este caso, en tan sólo 24 minutos andando en total podréis ver gran parte del impresionante patrimonio sacro y civil de la ciudad, a la vez que os zambullís en el ambiente de una ciudad en donde irse de pinchos y vinos es toda una delicia.
Para comenzar, un poco de historia…
Logroño es desde 1982 capital de la Comunidad Autónoma de la Rioja, la autonomía con menos territorio de España. Su territorio ha estado ocupado desde antes de la llegada de los romanos en el I a. C. y su devenir histórico ha estado marcado, sobre todo, por tres factores:
- Su situación junto al Ebro. De hecho, el nombre de la ciudad se cree que deriva de la palabra de raíz celtíbera “gronio”, que significa “vado” o “paso”. Los celtíberos que ocupaban esa zona se referirían al continuo vadeo del Ebro.
- Ser punto de paso del Camino de Santiago. Desde que en el S. XI el rey decidió que por allí pasase la ruta jacobea, la ciudad no paró de cobrar importancia.
- Su posición fronteriza con los reinos de Castilla, Navarra y Aragón. Su estratégica localización rodeada por el río y cerca de fronteras propició la construcción de infraestructuras militares y también aumentó el comercio. Era lugar de cruce de caminos.
En el S. I a. C. se fundó “Vareia”, la antigua ciudad romana, que cobró mucha importancia porque como el Ebro es un río navegable permitió conectar las rutas comerciales desde Italia con el interior de la península. Siguió cobrando importancia en los siglos siguientes pero en 1092 es arrasada por el Cid Campeador, pero como su posición era estratégica, para el rey de Castilla era importante que estuviese poblada y por eso tres años después le da un fuero para que se restaurase. Concede la ciudadanía a los francos (extranjeros) y permite apropiarse de tierras, entre otras cosas. Poco después se decide que el Camino pase por allí y la ciudad crece, se amuralla y se crean infraestructuras.
Hoy la mitad de la población de La Rioja vive en Logroño y es una ciudad acostumbrada a recibir a peregrinos y visitantes, con mucha historia y patrimonio que conocer.
Como no podía ser de otra manera, empezamos en el Ebro y vamos al casco antiguo
Comenzamos la visita en el puente de piedra, por el que ya hemos pasado al entrar en la ciudad. Nada más cruzarlo está el parque de Pozo Cubillas a la derecha, y desde ahí hay un mirador que nos permite ver el Puente de Piedra y el río.
El puente se llama así porque también hay otro de hierro y había antiguamente otro de madera. Este se inauguró en 1884 y tiene siete arcos y mide 198 metros. Se construyó por el mal estado en el que se encontraba el antiguo puente de piedra que había allí, que tenía 17 arcos y dos torres fortificadas y fue el gran símbolo de la ciudad (de hecho aparece en el escudo de Logroño). Terminó deteriorándose por las continuas crecidas del Ebro, hoy con el caudal mucho más estabilizado por la construcción de presas y canales subsidiarios.
Vamos a la rotonda y nos metemos en el casco antiguo por la calle Ruavieja, una de las más antiguas de la ciudad. Girando en la primera calle a la izquierda llegamos a la iglesia Santa María de Palacio.
Esta iglesia se construyó entre los S. XII y XIII, con nuevas aportaciones hasta el XVIII. Lo más característico de ella es su torre linterna, conocida como “la aguja”, otro de los símbolos de la ciudad. Su construcción se relaciona con la Orden del Santo Sepulcro, una de las organizaciones religiosas y militares que protegían a los peregrinos. También llama la atención el retablo renacentista del templo.
Plaza de Santiago, de misterios templarios a milagros del apóstol
Volvemos a la calle Ruavieja y cruzamos la calle Sagasta para llegar a la plaza Santiago, donde hay tres cosas que no nos podemos perder ya que todas están en relación al Camino: La fuente del peregrino, el curioso juego de la Oca de tamaño humano y la iglesia de Santiago.
En la plaza podremos ver a nuestra derecha unos dibujos en el suelo, con dados enormes incluídos, que representan un tablero del juego de la Oca. Hay una teoría que dice que este juego fue inventado por los templarios en el S. XI, como una representación del Camino de Santiago con sus puentes (“de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente”) y con la oca como representación del papel protector que la orden ejercía, ya que estos animales hacen mucho ruido ante extraños (“de oca a oca y tiro porque me toca”). Por eso en el suelo se representa cada parada como una ciudad del camino, comenzando en Logroño, con monumentos importantes marcados.
Enfrente está la fuente del peregrino, construida se cree que en 1675 pero completamente restaurada en 1986. A esta fuente también se le llama la fuente de Santiago, ya que está al lado de la iglesia de mismo nombre.
La iglesia de Santiago el Real es la más antigua de la ciudad, se dice que fue fundada por un discípulo del propio Santiago. Cuando el apóstol vino a predicar a la península, un grupo de personas le siguieron después hasta Jerusalén, entre ellas su discípulo Arcadio, quien se dice que fundó esta iglesia (para más información ver la Historia de Santiago). Obviamente, el edificio que hoy vemos no es ese, sino uno posterior.
En el año 884 se reconstruyó ese primitivo templo, tras la Batalla de Clavijo, aunque luego esa iglesia se quemó y se hizo lo que vemos hoy en día, en el S. XVI. La Batalla de Clavijo es una de las más míticas de la guerra de los cristianos para expulsar a los árabes de la península. En la fachada de la iglesia podemos ver una escultura en la parte superior, que representa a Santiago como Matamoros.
Ya habíamos visto a Santiago vestido como peregrino en otras representaciones, lo cual racionalmente no tiene sentido porque peregrinaría a su propia tumba, pero es una simbología muy potente.
La del apóstol como un guerrero sobre caballo es otra de sus iconografías más representativas. Durante la Edad Media eran corrientes los relatos de milagros de santos, y las apariciones del apóstol en las batallas era una de las más extendidas. Durante la denominada Reconquista se decía que el apóstol se aparecía y ayudaba a “matar moros” y en la Batalla de Clavijo hizo una de sus apariciones más estelares. En realidad lo que se sabe hoy de esa batalla es una revisión historiográfica del XVIII que seguramente esté bastante “adornada”.
La aparición de Santiago en batallas siguió siendo un milagro frecuente con el paso de los siglos. Cuando se conquistó América se creó la iconografía de Santiago Mataindios, que ayudaba a los conquistadores españoles contra los indígenas. Y, cuando siglos después, los hijos de estos conquistadores lucharon por la independencia, nació Santiago Mataespañoles. Como vemos, ¡las diferentes iconografías militares de Santiago cuentan mucho de la Historia!
Visita al parlamento y reponemos fuerzas en el mercado de abastos
Seguimos por la calle Barriocepo para llegar a uno de los edificios más representativos de la ciudad, esta vez de carácter civil: el parlamento de La Rioja. El edificio que ocupa era un antiguo convento, el de la Merced, construido entre el S. XIV y S. XVI. Desde 1998, el parlamento usa lo que antes era la iglesia y el claustro que, cubierto con una cúpula de cristal, es donde está el hemiciclo. La parte este del edificio es la Biblioteca de La Rioja.
Además de estos dos usos, el recinto también fue usado como cuartel militar y, de 1889 a 1978, fue una fábrica de tabacos. De hecho, en la calle Portales queda hoy en día el resto más característico de este antiguo uso: una gran chimenea roja de ladrillo, que se dejó como recuerdo.
Seguimos caminando por la calle de la Merced hasta el Museo de la Rioja, y allí giramos a la izquierda para dirigirnos al mercado de Abastos, que data de principios del S. XX. Entre sus paredes de ladrillo rojo, hierros y grandes ventanales podremos disfrutar de la mejor gastronomía riojana, ya que además de vender los productos también hay lugares en los que los cocinan. Si queréis disminuir vuestro presupuesto para la comida, es un sitio genial para comprar algo rico y comerlo en un parque más tarde. Los horarios pueden verse en su página web.
Terminamos en la Concatedral de Santa María y aprendemos sobre vino
Salimos del mercado por la calle Sagasta y girando en la calle Portales a la derecha ya llegamos a la concatedral de Santa María la Redonda. Aunque hoy el nombre llama la atención porque no vemos nada de circular en el templo, le viene dado porque antes allí había otra iglesia que era octogonal, parecida a la vista en Torres del Río. Cuando en el S. XV se declara a Logroño “ciudad” se decide crear un gran templo, tirando el pequeño románico y comenzando en 1516 lo que vemos hoy en día.
El interior es de estilo gótico isabelino, denominado así porque durante el final del reinado de los reyes católicos se hicieron muchas obras que están entre el final del gótico y el principio del renacimiento, por lo que tienen características de ambos estilos. Por la situación política del momento también toma elementos decorativos musulmanes y de Flandes. Todo un ejemplo de eclecticismo.
Por eso, aunque las columnas y arcos son de estilo gótico, vemos cómo en las bóvedas de crucerías se marcan nervaduras formando una especie de palmeral, con filigranas, de influencia árabe. En la fachada principal, por otro lado, vemos cómo ya es un estilo plenamente barroco, ya que todo el exterior de la iglesia se reformó en el XVIII. Las dos enormes torres gemelas del templo son otro de los grandes símbolos de la ciudad y la puerta parece casi un retablo en piedra.
Una curiosidad de esta iglesia es que, al estar tan cerca del río, el terreno sobre el que se asienta es pantanoso. Por ello, se usó para cimentarlo partes de ramas de vid, que no se pudren con la humedad y ayudan a repartir el peso.
Pero la vid no sólo juega un papel crucial en este templo, sino que como se sabe en esta comunidad todo lo relacionado con el mundo del vino es muy importante. La D.O. La Rioja es una de las más conocidas nacional e internacionalmente. Desde que los romanos introdujeron su cultivo, no se ha dejado de producir vino en esta zona.
Prueba de ello son las diferentes bodegas que podemos encontrar cerca del núcleo de Logroño. Si os interesa este tema, las que están más cerca de la ciudad son las Bodegas Franco-españolas, Ontañón y Ijalba aunque en esta página y en esta otra podréis encontrar todo tipo de actividades en relación al vino en Logroño.
Reponemos fuerzas cenando algo en alguno de los parques o nos vamos de pinchos
Para terminar el día, desde Tournride os damos un par de opciones para cenar algo, relajaros y poder afrontar con fuerza el día siguiente. Si preferís relajaros en un parque picando algo de comer, podéis ir a un parque en la ribera del Ebro, como por ejemplo el parque del Ebro que ya hemos marcado en nuestro mapa.
Si preferís probar la gastronomía riojana, iros de pinchos será una muy buena opción. En la parte sur del mercado de abastos, en la calle Laurel, encontraréis más de 50 locales en un ambiente animado, tranquilo y distendido. La otra zona que también es típica de pinchos es la zona cercana a la calle San Juan, paralela a la calle Portales hacia el sur. Aún así, en esta página encontraréis toda la información necesaria sobre lugares de pinchos y actividades gastronómicas y enológicas en Logroño.
En la siguiente etapa recorreremos una distancia parecida pero nos exigirá más esfuerzo por su perfil e itinerario, ¡así que a disfrutar antes de todo lo que Logroño nos puede ofrecer!