Distancia a Santiago: 401 km
Distancia en etapa: 96 km
Tiempo estimado: 6 – 7 horas
Cota mínima: 803 m
Cota máxima: 900 m
Dificultad de la ruta: Baja – Muy baja
Lugares de interés: Terradillos de los Templarios, Sahagún, Mansilla de las Mulas, León
Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí.
En esta etapa del Camino de Santiago en bicicleta iremos de Carrión de los Condes a León. Es un tramo largo pero de perfil sencillísimo en el que, además, podremos recorrer gran parte del camino por pistas asfaltadas. Entre pedaleo y pedaleo, dejaremos Tierra de Campos y entraremos en la provincia de León, recorriendo largas distancias sin poblaciones.
La única complicación del día la podemos encontrar en la entrada a León, por calles de mucho tráfico y con multitud de giros. Por ello, en Tournride ofrecemos a los peregrinos ciclistas una alternativa de entrada en León que no tiene señalización jacobea, pero que es mucho más sencilla.
Si realizamos esta etapa en verano debemos extremar la protección contra el sol y llevar siempre agua de sobra.
PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA
Cruzamos el Puente Mayor a la salida de Carrión y seguimos por la calle San Zoilo. Cruzamos dos rotondas en línea recta y cogemos la PP-2411 durante 3,6 km, en perfil plano.
La PP-2411 gira a la derecha, pero nosotros seguimos recto por el sendero de tierra que coincide con la antigua vía romana Aquitana. Es una recta de 11 km entre campos, en perfil plano con una ligera pendiente positiva al final. Esto crea un cambio de rasante que nos impide ver Calzadilla de la Cueza hasta que prácticamente llegamos allí.
Tras cruzar Calzadilla de la Cueza el camino discurre por un sendero paralelo a la N-120 y en 5,6 km llega a Ledigos. La primera mitad del camino se realiza en suave subida (40 m de diferencia de cota), pero antes de Lédigos se vuelve a bajar.
Al llegar a Lédigos seguimos por la N-120 otros 3 km en ligera cuesta hasta Terradillos de los Templarios. Al llegar a Terradillos de los Templarios, hay que desviarse a la izquierda desde la N-120 para entrar en el pueblo. Tenemos dos opciones:
- Seguir el trazado jacobeo entrando en Terradillos. Desde allí cogemos un sendero durante 1,2 km que, tras cruzar la P-973, llega en 1,5 km a Moratinos. Tras pasar el pueblo en 2,5 km se llega a San Nicolás del Real Camino y al salir se reengancha con la N-120.
- Seguir por la N-120 sin entrar en Terradillos de los Templarios. Se va directamente a la salida de San Nicolás del Real Camino, sin posibilidad de visitar los pueblos intermedios.
Tras pasar San Nicolás del Camino, la N-120 cruza el río Valderaduey y, justo después, hay un pequeño sendero que sale perpendicularmente a la derecha. Si lo cogemos pasaremos a visitar la ermita de la Virgen del Puente y desde allí seguiremos por un sendero hasta Sahagún.
Si no queréis visitar la ermita y preferís seguir directos a Sahagún por la N-120, sabed que la carretera bordea Sahagún por el norte. Por ello, cuando veamos el cartel que indica el desvío al centro de la ciudad, 10 km después de salir de Terradillos de los Templarios, debemos ir por el ramal derecho para entrar en la localidad y visitarla.
Sahagún (Km 41 de etapa) se recorre de este a oeste, cruzando el río Cea al salir para coger la carretera de León durante 1,5 km hasta desembocar en la N-120. Seguimos por la N-120 durante 2,2 km hasta un nudo con la A-231 y LE-6711.
En ese nudo de carreteras es donde debemos escoger si ir por el camino tradicional o por el camino alternativo. Las opciones son las siguientes:
- Camino alternativo: En el nudo de carreteras girar a la derecha para coger la LE-6711, que por un paso superior cruza la A-231. Lleva directamente a Calzada del Coto y desde ahí hay que alternar pistas asfaltadas y senderos de tierra durante 32 Km para llegar a Mansilla de las Mulas, donde se une de nuevo al camino tradicional. El Camino pasa también por Calzadilla de los Hermanillos. El perfil es sencillo, en ligera subida hasta pasar Calzadilla de los Hermanillos y en suave bajada hasta Mansilla.
- Camino tradicional: En el nudo de carreteras seguimos recto y vemos que en unos metros la N-120 se curva a la izquierda. En ese punto sale a la derecha un sendero de tierra muy corto que desemboca en la Calzada del Coto, una pista asfaltada de doble sentido con un sendero paralelo de tierra salpicado de árboles equidistantes. Tras 5,5 km en perfil plano se llega a Bercianos del Camino. Se cruza por la Calle Mayor y, después, se vuelve a coger durante 5,3 km la misma calzada en ligera subida hasta un paso inferior de la A-231. Tras cruzarlo, llegamos al Burgo Ranero. Perfil prácticamente plano.
Desde el Burgo Ranero hasta Puente Villarente se va por la LE-6615, que discurre en permanente bajada con una apariencia igual que la Calzada del Coto. Primero debemos recorrer 14 km hasta Reliegos y luego otros 6 km hasta Mansilla de las Mulas.
Tras la unión de los dos caminos en Mansilla de las Mulas, debemos salir del pueblo por el noroeste para coger la N-601 durante 4,5 km hasta Villamoros de Mansilla y, después, recorrer otros 1,5 km hasta Puente Villarente.
En Puente Villarente nos quedan 13 km de etapa y debemos decidir por dónde queremos entrar en León. Para los ciclistas seguir las flechas en la entrada en esta ciudad es difícil, e incluso peligroso por los cruces de carretera y el tráfico. Por eso en Tournride, además de explicaros cuál es el trazado jacobeo tradicional, os damos una opción que está fuera del itinerario del camino pero que es mucho más sencilla para los ciclistas. Estas son las opciones:
- Camino tradicional de entrada en León (con señalización jacobea): En la salida de Puente Villarente hay un sendero de tierra ancho que sale a la derecha. En principio va en plano, pero en 3 Km llega a Arcahueja y desde ahí hay un par de cuestas que llevan a un sendero que bordea la N-601 a una cota más alta. El sendero termina en el polígono industrial de León y en él tenemos que cruzar la N-601 por un paso peatonal superior (es en rampa, sin escaleras). Desde este punto, las flechas indican la entrada por Puente Castro, hasta llegar a una gran rotonda donde debemos girar a la izquierda. Al ver la plaza de toros de León hay que ir a la derecha para ir por la Calle Corredera hasta llegar a la parte vieja de la ciudad, donde se encuentra la catedral. Puede resultar complicado seguir la señalización ya que bastantes giros. Muchas veces son flechas pintadas en farolas o en el suelo.
- Entrada por la N-601 (sin señalización jacobea): A la salida de Puente Villarente debemos seguir la N-601 durante casi 9 Km, cruzando varias rotondas hasta llegar al polígono industrial de la ciudad, donde pasaremos por debajo de la pasarela azul peatonal. Tras un par de curvas de la N-601, terminaremos en una rotonda en la que hay un cartel de bienvenida con el escudo de León y un reloj en la parte superior. Debemos cruzar recto la rotonda para ir por la Avenida de Europa hasta la siguiente rotonda, que tiene forma alargada. En este punto nos desviamos oblicuamente a la derecha (Avda. Reino de León y luego calle Juan XXIII) y seguimos recto pasando seis cruces de calles hasta llegar al séptimo, el de la calle San Pedro. Girando a la izquierda, en esta calle llegaremos en sólo 300 metros a la catedral.
En general, es una etapa larga pero caracterizada por un perfil extremadamente sencillo y largas distancias entre las poblaciones jacobeas. La mayoría del camino peatonal discurre en senderos paralelos a la N-120, a la Calzada del Coto o a la N-601; por lo que podremos elegir entre ir por ellos o circular por asfalto. Los senderos son estrechos pero de buen firme. Si váis por carretera, extremad la precaución en la entrada a León, ya que puede haber mucho tráfico.
Si pensáis que esta etapa es demasiado larga para vosotros, Tournride os recomienda descansar en Reliegos (km 69 de etapa), Mansilla de las Mulas (km 75) o Puente Villarente (km 82); donde encontraréis todos los servicios que necesitéis.
CONSEJOS PRÁCTICOS
- Si comenzáis vuestro camino en Carrión de los Condes, desde Tournride os ayudamos a llegar hasta allí. Independientemente de dónde vengáis, tenéis que ir a Palencia, León o Burgos para coger un autobús que os lleve a Carrión. De las tres ciudades, León es la única que tiene un vuelo comercial regular. Es a Barcelona y lo opera Air Nostrum.
La frecuencia de autobuses a Carrión no es muy elevada, por lo que recomendamos mirar con tiempo los horarios. Las compañías Estébanez Aja y Abagon cubren la ruta desde Palencia. Para ir desde León o Burgos deberéis ir con Alsa. Si los horarios de autobuses no se adaptan a vuestras necesidades, podéis coger un taxi en Palencia, os costará cerca de 45-50€. O, si tenéis suerte, puede que en alguna plataforma de coche compartido haya alguien que os pueda llevar por entre 3 y 5€.Recordad que en Tournride os dejamos las bicicletas en vuestro alojamiento en Carrión de los Condes si comenzáis allí y podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino.
- En este etapa hay distancias grandes entre localidades, especialmente de Carrión de los Condes a Calzadilla (18 Km) y del Burgo Ranero a Reliegos (14 Km). No hay fuentes de agua potable en el medio y pocos lugares en los que descansar, por lo que recomendamos abastecerse bien de agua y comida.
- Mucha precaución con el calor en verano, hay poca sombra y el sol puede ser muy intenso.
- Si llueve podemos encontrar bastante embarrado el paso por la Vía Aquitana (de Carrión a Calzadilla de la Cueza), la Vía Trajana (camino alternativo) y la entrada a León por Arcahueja.
- El kilometraje de esta etapa es elevado por lo que recomendamos dosificar las fuerzas. Aún así, es perfectamente asumible porque se va en plano, por lo que las distancias se recorren rápido.
ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Hoy dejaremos atrás Palencia y su Tierra de Campos para adentrarnos en León, llegando directamente a su capital e icono: la maravillosa catedral gótica de Santa María. Muchos de los senderos que nos llevarán hasta allí han mantenido su trazado casi invariable desde tiempos romanos. Son caminos cargados de Historia (con mayúsculas) que nos permitirán descubrir el glorioso pasado de grandes organizaciones medievales, como el de Cluny en Sahagún o el de los caballeros del Temple en Terradillos de los Templarios. Entre paradas nos despediremos de Tierra de Campos recorriendo, hoy más que nunca, grandes extensiones doradas de cereal con un perfil muy sencillo.
Una etapa fácil, larga pero con pocas paradas, que nos estimula para dejarnos llevar física y mentalmente. Un camino para abrir los ojos y sosegar la mente.
¿Os animáis a seguir leyendo para descubrir lo que os espera en el Camino?
DE CARRIÓN A TERRADILLOS: POR INTERMINABLES RECTAS DE PASADO ROMANO, PARANDO EN CALZADILLA DE LA CUEZA Y LEDIGOS
Para salir de Carrión de los Condes, debemos cruzar el Puente Mayor y pasar por cerca de San Zoilo. Si no visitasteis el día anterior el monasterio, este puede ser un buen momento para hacerlo, aunque sea por fuera. Después de cruzar dos rotondas recorremos la PP-2411 durante 3 km, una calzada de doble sentido en la que los peregrinos a pie circulan por el arcén.
A pesar de que desde la carretera no se vea, pasaremos cerca de las ruinas de lo que era la antigua abadía de Santa María de Benevívere, fundada en el S. XII y abandonada tras la desamortización del XIX. A pesar de que hubo organizaciones que intentaron salvarlo, en ese siglo el edificio se demolió y los documentos que custodiaba se trasladaron al Archivo Histórico Nacional.
Llegamos al punto de encuentro de la carretera con la pista de tierra recta que nos llevará a Calzadilla de la Cueza, en un punto en el que la PP-2411 gira a la derecha.
Esta pista de buen firme -a no ser que llueva y se embarre- es la antigua Vía Aquitana. En realidad, en tiempos romanos se le llamaba así a la calzada que unía las dos costas de la Galia (en la actualidad, este territorio es Francia). Pero, en la Edad Media, se le comenzó a llamar con el mismo nombre a esta calzada que en tiempos romanos se denominaba “Ab Asturica Burdigalam” y que unía Astorga con Burdeos. Desde el comienzo de la peregrinación a Santiago, los caminantes jacobeos usaron esta antigua vía y, miles de años después, nosotros seguimos sus pasos.
A pesar del sentimiento de comunión histórica que desprende seguir un trazado que se ha mantenido inalterable durante siglos hay que decir que, a la hora de la verdad, este tramo es duro psicológica y físicamente. Nosotros recorreremos este tramo de 12 km en poco tiempo por la facilidad del perfil plano, pero los peregrinos a pie caminan horas por esta pista sin arbolado, fuentes ni nada que altere el paisaje de campos de cereales infinitos.
Antiguamente había dos hospitales de peregrinos en este tramo de la Vía Aquitana. Hoy no hay ningún tipo de servicio, salvo una furgoneta de venta de bebida y comida que se instala en la intersección con P-2469 durante algunos meses del año. Pasado este cruce, también se encuentra un cartel que indica que por ahí discurre la Cañada Real Leonesa, al lado de un área recreativa.
Una cañada es una vía que conecta lugares donde el ganado discurre en invierno y verano en busca de dehesas donde pastar. La leonesa se divide en la occidental y oriental, siendo esta la última. Tiene cerca de 700 km en total y une Riaño (en León) con el sur de Badajoz, atravesando seis provincias diferentes.
Tras este monótono camino llegamos a Calzadilla de la Cueza (km 18 de etapa), oculto tras un cambio final de rasante. Allí encontraréis todos los servicios que necesitéis. El trazado bordea el pueblo por el sur y desemboca en la N-120, por la que se cruza el arroyo Cueza. Los caminantes discurren por un sendero paralelo a la carretera hasta Ledigos, vosotros podéis decidir si preferís asfalto o tierra. Son cerca de 6 km en ligera pendiente vertical, con un descenso de cota justo antes de llegar a Ledigos.
Al igual que Calzadilla, hoy Ledigos no cuenta con una gran herencia patrimonial. De Calzadilla destaca el retablo renacentista que se ubica en su iglesia de San Martín y, como anécdota, decir que la iglesia parroquial de Ledigos es de las pocas que cuenta con representaciones de Santiago el Mayor en todas sus iconografías: como peregrino, apóstol y matamoros.
Desde Ledigos el camino sigue el recorrido de la N-120 hasta Terradillos de los Templarios (Kilómetro 27 de etapa). El nombre de esta localidad la describe arquitectónica e históricamente: lugar de pequeños “terrados” (tejados) vinculada a la antigua Orden del Temple.
En la etapa previa nos referimos a esta orden de caballeros, fundada en el S. XII para proteger a los peregrinos a Jerusalén y que extendió esa protección al Camino de Santiago. Como dijimos, acumularon tanto poder y riquezas en tan sólo dos siglos que incluso el rey de Francia les llegó a deber una gran suma. Esto terminó siendo la ruina de los templarios, porque se convirtieron en una amenaza para la Corona y el resto de organizaciones religiosas. Por ello, el Papa ordenó la disolución de la Orden a la fuerza en el año 1312.
La manera en la que en tan poco tiempo estos caballeros acumularon tanto poder suscitó una gran cantidad de leyendas, tanto en referencia a la fuente de su riqueza como a los rituales de la Orden. Se les atribuyó, por ejemplo, la posesión de reliquias milagrosas, del Santo Grial e, incluso, de la “gallina de los huevos de oro”. De hecho, este legendario animal se vincula a la localidad de Terradillos.
Este pueblo estaba en un territorio bajo la jurisdicción de los templarios y en ella había un hospital de peregrinos que estaba bajo su protección. La leyenda del pueblo dice que los templarios guardaban allí a la gallina y, ante la inminencia de la disolución de su orden, enterraron en un alto del pueblo a la misteriosa ave.
En el pueblo también hay un albergue que lleva el nombre del último Gran Maestre que tuvo la Orden del Temple, llamado Jacques de Molay.
CAMBIAMOS DE PROVINCIA: ABANDONAMOS PALENCIA Y ENTRAMOS EN LEÓN PARA VISITAR SAHAGÚN
Para llegar a Sahagún desde Terradillos tenemos dos opciones: ir por el trazado jacobeo u obviarlo e ir por la N-120. Tened en cuenta que si seguís por la N-120 no pasaréis por Moratinos y San Nicolás del Real Camino, últimas localidades palentinas. Tras pasar el límite territorial cruzaréis el río Valderaduey y veréis a vuestra derecha el sendero perpendicular que lleva a la ermita de la Virgen del Puente. Si no lo cogéis y seguís por la carretera, sabed que para entrar en Sahagún tenéis que desviaros por el ramal de la derecha. Sino, bordearéis toda la localidad leonesa por el norte e iréis directos a la bifurcación de caminos en Calzada del Coto.
Así como la visita a Moratinos o San Nicolás sí que puede sacrificarse en pro de facilitar una etapa de mucho kilometraje, en Tournride sí que os animamos a que entréis en Sahagún (Kilómetro 41 de etapa). Es un buen lugar para descansar y una de las localidades más importantes del Camino Francés en León, con mucho patrimonio e historia por descubrir.
El trazado jacobeo sale de Terradillos por el camino oeste, de firme de tierra y en ligera bajada hasta desembocar en la P-973 donde, tras recorrer tan sólo unos metros, tomaremos el desvío a la derecha para pasar por Moratinos y San Nicolás del Camino. El terreno siempre será de tierra con pequeños cantos rodados y el perfil alternará suaves subidas y bajadas hasta acercarnos a la N-120, desde donde bajaremos suavemente hasta el centro de Sahagún.
Antes de llegar a Sahagún se cruza la N-120 para llegar a un sendero en la vega del río Valderaduey que lleva la ermita de la Virgen del Puente (a unos 3 Km de Sahagún). El edificio, de estilo mudéjar, funcionó durante años como hospital de peregrinos y hoy en día está rodeado por una agradable pradera con bancos en la que también hay esculturas que recuerdan el glorioso pasado medieval de Sahagún.
¡Y es que Sahagún tiene un gran pasado histórico! Para conocerlo, debemos coger el sendero que sale de la pradera de la ermita de la Virgen del Puente y que nos lleva a cruzar la LE-251 (mucha precaución en este punto). Desde ahí entraremos en Sahagún pero, para llegar al centro, debemos cruzar las vías del tren por un paso superior.
La historia de Sahagún se remonta hasta la época romana, cuando se encontraba en el paso de la Vía Trajana, pero nace como tal a partir de la fundación de un monasterio medieval en el que se guardan las reliquias de los Santos Facundo y Primitivo. De hecho, de aquí viene el nombre de la villa: “Sanctus Facundus – Sant Fagund – Safa-gun – Sahagún”. Estos santos fueron decapitados en el S. II d. C. cerca del río Cea, donde unos discípulos suyos los enterraron. El lugar fue cogiendo fama y en el S. IX se decidió construir un gran monasterio del que se hizo cargo la Orden de Cluny.
Como ya comentamos en la presentación del Camino Francés la orden de Cluny creó toda una red de monasterios a lo largo del camino en los que atendía a los peregrinos, con el patrocinio de la Corona. En Sahagún, el Monasterio Real de San Benito recibió una gran cantidad de privilegios y fueros especiales y, a su alrededor, se creó un gran burgo medieval dependiente de él. El monasterio llegó incluso a crear su propia Universidad, que igualaba a la de Salamanca o Alcalá de Henares en importancia. Tanta fue la autoridad que llegó a tener el abad de Sahagún que ya en el S. XI se produjeron revueltas de la burguesía contra sus excesos de poder.
A partir del S. XV comienza la decadencia de la villa, que se constata ya de manera determinante con la desamortización del S. XIX, cuando se subastan públicamente partes del antiguo monasterio. De él hoy sólo queda la Torre del Reloj y el arco de San Benito, antigua portada sur del monasterio. Sepulcros de reyes y objetos que se encontraban en el monasterio fueron destruidos o se encuentran hoy en otros lugares de la villa o en museos en León.
Por ejemplo, en el Monasterio de las Monjas Benedictinas (del S. XVI) se guardan algunos de los restos del antiguo Real Monasterio, ya que el lugar también funciona como museo. Entre sus piezas se encuentran el sepulcro de Alfonso VI y cuatro de las esposas que tuvo, guardados en la iglesia del convento.
Al lado de los restos del antiguo monasterio de Cluny está uno de los emblemas de la villa: la iglesia de San Tirso (S. XII). Fue uno de los primeros edificios en la península en los que, en lugar de usar piedra, se usó ladrillo. Esto puede parecer una nimiedad, pero en realidad dio lugar al estilo románico-mudéjar, icono de la unión de culturas en España y de cómo se producía una influencia entre ellas. Aquí, musulmanes que vivían en zona cristiana usaron métodos constructivos más propios de su arte (edificar a ladrillo visto, usar arquerías de herradura, etc.) con unas claramente románicas, en un estilo propiamente europeo. Llama la atención, sobre todo, su torre de cuatro cuerpos de arcos de herradura.
ELEGIMOS ITINERARIO EN CALZADA DEL COTO PARA LLEGAR A MANSILLA DE LAS MULAS
Al salir de Sahagún debemos cruzar el río Cea por el puente de piedra y recorrer la carretera hasta desembocar en la N-120. Tras recorrerla durante 2 km llegaremos a un nudo de carreteras: la N-120 se pierde en una curva a la izquierda tras una intersección con la LE-6711, que cruza por una paso superior la autovía.
Si subimos por ese paso superior tomaremos un camino alternativo, que nos llevará a Calzada del Coto y luego por senderos de tierra hasta Calzadilla de los Hermanillos. Alternando después senderos con pistas asfaltadas desembocaremos en Mansilla de las Mulas.
En Tournride recomendamos, en este caso, obviar el camino alternativo y seguir el trazado original que lleva al Burgo Ranero. En la curva de la N-120 veremos un corto sendero señalizado que nos llevará a una larga pista asfaltada, muy fácil de recorrer, que debemos seguir durante los próximos 32 km hasta Mansilla de las Mulas. Los peregrinos a pie van por un sendero paralelo salpicado de plataneros, pero puede ser un poco estrecho. Esta calzada está muy poco transitada por coches y el perfil es muy sencillo.
Tras 5,5 km llegaremos a Bercianos del Real Camino, pequeña localidad de menos de 200 habitantes con todos los servicios que necesitemos. Tras otros 7 km de pista asfaltada, en perfil de ligera subida, llegaremos al Burgo Ranero.
El topónimo de El Burgo Ranero ha sido objeto de controversia. La mayoría opina que el nombre le viene del croar de las ranas que habitaban las charcas cercanas a la localidad (al “burgo”). Aún así, hay algún documento antiguo en el que se refieren al lugar como “Ranerium”, que sería una latinización de un nombre germánico. Según eso, el “de Ranero” indicaría posesión, es decir, sería el burgo de un tal señor Ranero.
Hoy en día el lugar se convierte en un oasis para los peregrinos que llevan horas caminando en un paisaje hechizante pero monótono. En él hay un buen número de alojamientos y servicios, por lo que no tendremos ningún problema para encontrar cualquier cosa que necesitemos.
Es importante que repongamos fuerzas para afrontar los siguientes 13 Km hasta Reliegos, por una calzada idéntica a la anterior y prácticamente en línea recta. Eso sí, prácticamente no tendremos ni que pedalear porque el camino se realiza en una suave pero permanente bajada. ¡Llegaremos en nada!
Reliegos fue, hasta hace unos años, el último lugar en el que cayó un gran meteorito en España. Fue a las ocho de la mañana de 1947, cuando una gran roca de cerca de 17 kg cayó en la Calle Real de la localidad, asustando a los vecinos, que lo tomaron por una bomba o una gran explosión. Hoy la mayor parte de la roca está en el Museo Nacional de Ciencias de Madrid, aunque hay más fragmentos en otros sitios.
Tras visitar Reliegos debemos seguir por la calzada salpicada de plataneros en bajada continuada durante otros 6 km, hasta cruzar la N-601 por un paso superior y entrar en Mansilla de las Mulas.
Desde El Burgo Ranero se entra a Mansilla por la puerta del Castillo, una de las puertas de la antigua muralla del S. XII. Esta localidad tuvo uno de los mejores sistemas de fortificación de toda Castilla. Las murallas bordeaban toda la ribera del río y se abrían al noroeste sólo en el puente que cruzaba el Esla. Tenían hasta 14 metros de altura, con almenas saeteras en la parte superior. Además, cada 40 metros había unos grandes cubos semicilíndricos, de los cuales hay restos bien conservados hoy en día en lo que era la parte sur de la muralla.
Tras cruzar la antigua puerta fortificada, pasaremos primero al lado de un monumento al peregrino y llegaremos la iglesia de Santa María después. Datada en el S. XVIII, es de arquitectura sencilla. Siguiendo por el camino se llega a la plaza del Pozo, donde se une al camino alternativo que pasa por Calzadilla de los Hermanillos.
Antes de salir por el puente de ocho arcos que cruza el río Esla, de fábrica medieval (S. XII) pero muy restaurado, se deja a un lado el antiguo convento de San Agustín. Este centro se fundó en el S. XV y fue muy importante a nivel cultural, destacando de él su archivo y biblioteca. Como ocurrió en Carrión de los Condes, todos sus documentos se perdieron durante un incendio durante la Guerra de la Independencia. Hoy en día lo que se conserva mejor es la capilla de los Villafañe, de planta cuadrada y con una bóveda estrellada. Además, los símbolos jacobeos que están tallados en piedra en una de las antiguas entradas del convento atestiguan la importancia que tuvo como hospital de peregrinos.
Desde Mansilla de las Mulas estamos a menos de 20 km de León, a donde podremos llegar por carretera o por los senderos del Camino. Ambas posibilidades se unirán en distintos puntos.
Salimos de Mansilla cruzando el puente medieval ya mencionado, después, sale a la izquierda un sendero ancho en que transcurrirá paralelo a la N-601, en perfil plano.
Por carretera o por el sendero pasamos por Villamoros de Mansilla a los 4 km y, después, llegamos a Puente Villarente en tan sólo 1,5 km más.
Al entrar en la localidad, comprenderemos de inmediato de dónde le viene el nombre a Villarente. Si vamos por carretera cruzaremos el gran puente por el que pasa el camino y que cruza el río Porma. Si vamos por sendero lo veremos desde abajo, ya que han construido unas bonitas pasarelas de madera que cruzan el río y permiten ver el puente completo, ya que ir por el arcén de la carretera era demasiado peligroso para los caminantes.
El puente de Villarente tiene su origen en época romana, aunque no queda nada material de aquella etapa. Las riadas del Porma lo destruyeron en diferentes momentos históricos y, por ello, lo más antiguo que se conserva son los arcos centrales (de época medieval). Es todo un hito en el Camino Francés, siendo escenario de una leyenda medieval de amor peregrino.
En Villarente había en época medieval un hospital de peregrinos que es conocido porque seguía una regla por la cual siempre tenía que tener preparada una burra para llevar a León a los caminantes que estuviesen en muy mal estado (como una especie de “ambulancia”). Se dice que a principios del S. XIV en este hospital trabajaba una chica llamada Isabel, prometida a un señor andaluz. Un día llegó un peregrino muy enfermo al hospital. Ella le cuidó mucho y terminaron enamorándose el uno del otro. Estando juntos bajo el primer arco del puente marcaron el contorno de sus manos en la arcada de piedra, e Isabel le juró que si volvía de Santiago en 14 días y ponía su mano allí mientras la llamaba, ella le escucharía y abandonaría a su prometido para fugarse con él.
El peregrino llegó a Santiago y consiguió volver al décimo tercer día a Puente Villarente, pero con tal mala suerte que el río había crecido por las continuas lluvias y era imposible llegar al arco. Se tumbó en la ribera del Porma, rezando a Santiago para que le ayudase a alcanzar al día siguiente el arco de piedra. Cuando se despertó, vio que una masa de troncos había creado un pasillo entre la riada que dirigía exactamente al lugar en donde habían tallado sus manos. Corrió hacia allí y llamó a su amada, viéndola aparecer al poco tiempo y echarse a sus brazos para pasar el resto de su vida juntos.
Con esta bonita historia en mente, cruzamos Puente Villarente y salimos por una ancha acera al lado de la N-601. Desde aquí tenemos dos opciones para entrar en León: debemos escoger ir por Arcahueja o ir por la N-601 hasta el centro de la ciudad.
En la segunda opción debemos tener precaución con el tráfico, sobre todo en la parte del Polígono Industrial, pero el perfil será bastante más sencillo y evitaremos el cruce de alguna carretera o paso superior.
Si cogemos el sendero a la derecha que se abre a la salida de Puente Villarente, iremos casi en plano hasta Arcahueja, donde encontraremos una rampa corta que nos llevará a un sendero cercano a la carretera, por el que accederemos al Polígono Industrial. La N-601 recorre el polígono por el medio y deberemos cruzarla por un paso superior pintado de color azul. Bajando desde ese punto volveremos a cruzar por otro paso superior un nudo de carreteras y el firme de tierra pasará a ser de asfalto en cuanto lleguemos a la Avda. Madrid. En cuanto veamos la iglesia parroquial de Puente Castro debemos desviarnos hacia la izquierda, cruzando el río Torío por un puente peatonal y siguiendo por la avenida hasta una gran rotonda en la que, girando a la izquierda, llegaremos a la plaza de Toros. Desde este punto nos internaremos en la zona monumental, girando a la derecha. Seguimos recto hasta la calle ancha, que virando a la derecha nos llevará directos hasta la catedral.
Es cierto que la entrada a León puede resultar confusa para los ciclistas por la cantidad de giros, cruces de carreteras y pasos de peatones por los que hay que pasar. Si queréis simplificar podéis ir por la N-601 hasta la primera rotonda de la ciudad, siguiendo recto por la Avda. de Europa hasta la Avda. Reino de León (primera gran avenida que sale oblicuamente a la derecha). Siguiendo recto y pasando 6 cruces perpendiculares de calles, sólo tendréis que girar a la izquierda en la calle San Pedro para llegar a la catedral. Marcamos este recorrido en amarillo en nuestro mapa de etapa.
UN PASEO DE UNA TARDE POR LEÓN, “LA CUNA DEL PARLAMENTARISMO”
León es una “de las grandes”, ciudad histórica y de paso obligado en el Camino Francés. Más allá de esto, es un soplo de aire fresco y joven, una ciudad dinámica rebosante de cultura viva: conciertos en bares, exposiciones artísticas, etc. Esta vida se nota al pasearla, en el movimiento que hay siempre por su zona monumental y que anima al peregrino a unirse a él.
Las ciudades como León, de gran tamaño, a veces abruman al peregrino que llega tarde y cansado. El tener que informarse correctamente y diseñar una ruta que permita visitar cosas de manera tranquila se convierte en un arduo trabajo tras una etapa larga. Es una pena que, precisamente, cuanto más hay que ver, más difícil sea que nos decidamos a visitarlo.
Por eso, más que nunca en Tournride os facilitamos que, tras relajaros un poco del esfuerzo que habéis realizado hoy, os animéis a pasear: os damos un mapa con el itinerario de paseo y os contamos qué es lo que os vais a encontrar en cada punto. Son tan sólo 40 minutos y realmente vale la pena.
Para los que tengáis pensado descansar durante un día entero en vuestro camino, sabed que León es uno de los mejores lugares del Camino Francés para hacerlo. Además, dependiendo de a qué hora comencéis a pasear por la tarde, algunos de los lugares de visita pueden estar cerrados. A no ser que queráis visitarlos por la mañana antes de salir a pedalear hasta la siguiente parada, podéis verlos con calma dedicando un día de más a esta preciosa ciudad.
¡A disfrutar de León, una ciudad monumental con muchísimo que ofrecer!
Un poco de Historia para comenzar….
León debe gran parte de su configuración actual a los romanos. Antes de que estos conquistadores italianos llegasen, esta parte del territorio estaba desocupado.
El ejército romano se organizaba en legiones, unidades militares con su propia jerarquía interna. Se movilizaban para conquistar territorio o para misiones específicas. En el 29 a.C. la Legio VI Victrix (“Sexta legión victoriosa”) creó un campamento militar provisional en el altiplano del cruce de los ríos Torío y Bernesga. Era un lugar ideal, ya que aseguraba el abastecimiento de agua y estaba en un buen corredor de comunicación entre el norte y el centro de la Hispania que estaban intentando controlar.
Por esos mismos años se comenzó a explotar de manera intensiva una gran mina de oro que está cerca de León: las Médulas. El método de extracción que los romanos usaban, llamado “ruina montium”, ha dejado un paisaje espectacular en esta zona que hoy merece la pena visitar. Se desviaban grandes canales de agua y, soltando la corriente de un solo golpe, derrumbaban de un plumazo grandes trozos de montaña.
Gracias a este método los romanos extrajeron mucho oro. Se necesitaba un asentamiento permanente para controlar todos esos recursos. Por ello, cuando la Legio VI Vitrix tuvo que partir para luchar en el Rin en el 74 d.C., la Legio VII Gémina fue a sustituirla.
Esta legión creó un campamento mucho más elaborado. Hoy en día aún queda mucho en León de lo que estos romanos hicieron del siglo I al III d.C. La actual calle Ancha que lleva a la catedral era el antiguo “cardo” romano, la calle norte-sur principal del campamento que se cruzaba perpendicularmente con el “decumano”. Debajo de la catedral hay restos de las antiguas termas y en el jardín del Cid, restos del sistema de canalización.
Con la caída del Imperio Romano los suevos ocuparon el antiguo campamento y convirtieron en viviendas los edificios que mejor aguantaban el paso del tiempo, como las termas. Después, los visigodos conquistaron el territorio y el asentamiento quedó casi despoblado. Esta situación se mantuvo durante la conquista árabe, porque León quedó en una zona intermedia entre los dos frentes.
En el 856 el rey Ordoño I consigue conquistar León, por lo que pasa a formar parte del Reino de Asturias. Años después, las disputas de poder entre sus tres nietos terminan uniendo los territorios de Asturias y León en el Reino de León, siendo por vez primera este asentamiento una capital.
En 1188 León pasa a la Historia por ser el primer lugar en el que un rey convoca la primera Asamblea Estamental de toda Europa en el Medioevo. De ahí que a esta ciudad se le conozca como “la cuna del Parlamentarismo”.
Durante los siglos siguientes León seguirá creciendo, configurándose como una de las ciudades más importantes para la Corona y para el Camino de Santiago. Llegó a tener 17 hospitales de peregrinos y fue la sede occidental de la Orden militar de Santiago.
En el S. XIX se convierte en capital de provincia y, en el siglo siguiente, la ciudad se amplía con el ensanche burgués de trazado ortogonal. León se convierte así en la ciudad dinámica y moderna que conocemos hoy en día, aunque las huellas de su pasado prevalecen en el trazado de sus calles y los monumentales edificios que hoy podemos visitar. Para verlos más detalladamente, podéis visitar esta página, en la que encontraréis reconstrucciones virtuales históricas de León.
Visitamos los cuatro indispensables: Catedral, Casa Botines, San Isidoro y San Marcos
Comenzamos por el emblema de la ciudad: la Catedral, también conocida como la “Pulchra Leonina”. Su sobrenombre insinúa ya lo que el visitante va a encontrar en la “bella leonesa”. Se inició hacia 1275, en un momento en el que el gótico estaba en pleno apogeo, teniendo muchas similitudes con los templos de Reims o Amiens.
Sin duda, lo más impresionante de esta catedral son sus vidrieras, sin desmerecer el detalle de su escultura en piedra o la increíble altura que alcanzan sus muros y torres. Encuadrada en el estilo gótico radiante, su alzado tripartito abre los muros en todas sus partes para insertar vidrieras policromadas que tiñen el interior del templo de luces multicolores.
Como las vidrieras ya seguían un programa iconográfico específico, la arquitectura interior de las catedrales góticas se hacían prácticamente anicónicas. La escultura se sacaba al exterior y en las tres portadas de la fachada occidental exterior se conserva un ciclo impresionante.
La puerta central está dedicada a la Virgen Blanca y también representa partes del Juicio Final. Como detalle, mencionar que la escultura de la Virgen que hoy hay en el parteluz es una copia de la original, que para su conservación se guarda dentro del templo.
A la izquierda está la Puerta de San Juan, con escenas del nacimiento de Jesús y de sus primeros momentos de vida. A la derecha, la Puerta de San Francisco, dedicada completamente a contar historias sobre la vida de la Virgen (su muerte abajo y su coronación arriba).
La catedral de León es uno de los monumentos de todo el Camino Francés que más merece una visita a su interior. Por su estilo arquitectónico, está precisamente pensado para maravillar con su luz. Recomendamos que, dentro de lo posible, se trate de organizar el tiempo para su visita. En esta página podéis informaros de precios y horarios.
Bajamos de la catedral por la calle Ancha, construida sobre el antiguo “cardo” romano. Al fondo, a nuestra derecha se abrirá a nuestra vista la genial Casa Botines. Obra de Antonio Gaudí, es una de los pocos edificios que este arquitecto hizo fuera de Cataluña. Otro de ellos lo veremos en la siguiente etapa: la Casa Episcopal de Astorga.
Fue un empresario catalán, llamado Joan Homs i Botinàs, quien encomendó el diseño de este edificio a Gaudí a finales del S. XIX. En la parte baja abrió unos almacenes de tejidos y, en la parte superior, Joan se hizo su residencia particular. Con un inconfundible sabor modernista, el edificio se encuadra dentro del estilo neogótico. Si acabamos de visitar la catedral, no se puede obviar cómo los arcos lobulados con columnillas nos recuerdan al triforio de la Pulchra Leonina. En general, las torres en las esquinas y su apariencia de fortaleza recuerdan a un palacio medieval, pero su aire modernista lo vuelve mucho más elegante.
Hoy en día la Casa Botines es sede de Caja España. En 1996 esta entidad rehabilitó profundamente el edificio, tratando de eliminar las reformas que se habían hecho posteriormente a la muerte de Gaudí. Hoy en día sólo se puede acceder a la zona de oficinas del banco. La visita es gratuita y el horario, de 8:30 a 14:00.
Rodeando la Casa Botines por su lado este, en la Calle Ruiz de Salazar, nos dirigimos hacia la Basílica de San Isidoro. Proponemos girar a la derecha por Pilotos Regueral para aprovechar el camino visitando los jardines del Cid, un pequeño tesoro escondido en la parte antigua de la ciudad. Aprovechando para descansar un poco en uno de sus bancos, podremos admirar restos romanos del sistema de canalización de agua.
Siguiendo recto por la calle del Cid en menos de un minuto llegamos a la Basílica de San Isidoro. Dentro del recinto se encuentra el Panteón de los Reyes, denominado la “Capilla Sixtina del Románico”. Es un espacio cuadrado dividido en seis tramos de bóvedas completamente recubiertas por pinturas del S. XII, en un estado excepcional de conservación. Este impresionante legado se sustenta por gruesas columnas con grandes capiteles repletos de decoración, entre las que descansan reyes y consortes en sepulcros tallados.
El acceso a la iglesia de San Isidoro es gratuito. Fue construida pegada a la antigua muralla medieval, de la que aún queda algún resto. El interior del templo contrasta con lo que acabamos de ver en la catedral. Ya no hay luz, el románico es penumbra y solidez, con ciclos decorativos imaginativos -y a veces perturbadores- en los capiteles de las columnas. En el exterior, la escultura de las portadas también es una joya románica
Para visitar el claustro, el Panteón de los Reyes y el Museo de San Isidoro hay que dirigirse a la pequeña entrada occidental que hay en un extremo de la plaza. Cuesta 5€ e incluye la visita guiada, que en Tournride recomendamos muchísimo.
Bordeando la Basílica de San Isidoro por la calle Sacramento, giramos oblicuamente a la izquierda para dirigirnos a la Avenida Suero de Quiñones, que nos dejará directamente en la Plaza de San Marcos. Nos recibe este espacio con un monumento al peregrino. Un hombre de bronce mira hacia San Marcos. Está descalzo, sentado a los pies de un crucero, vestido con el bordón y la vestimenta medieval jacobea.
Esta escultura no sólo hace referencia a la importancia que el Camino Francés tuvo para el esplendor de la capital leonesa sino, también, al origen del propio edificio de San Marcos. En el S. XII una infanta hizo una gran donación para que, en las afueras de la muralla de la ciudad, se levantase un gran edificio para la atención de los peregrinos. Este templo-hospital fue creciendo y se hizo sede de la Orden de Santiago, los caballeros protectores de los caminos jacobeos.
Hoy en día no queda casi nada de ese edificio. Su mal estado obligó a tirarlo en el XVI para levantar esta joya renacentista. La gran fachada plateresca se divide en dos grandes cuerpos, cuya uniformidad y simetría transmite sosiego pese a la gran cantidad de decoración que los recubre. En el zócalo bajo hay medallones tallados con personajes greco-latinos, que en el Renacimiento se honraban como representantes del Humanismo y de la gloria clásica. Emperadores como Julio César o Trajano y promotores de pequeños “renacimientos” previos como Carlomagno nos miran desde sus medallones laureados.
Desde su nacimiento, el conjunto de San Marcos ha acogido múltiples funciones. Fue hospital de peregrinos y convento, pero también prisión -aquí encerraron a Quevedo-, centro docente, oficina estatal, campo de prisioneros republicanos durante la Guerra Civil… Hoy funciona principalmente como Parador Nacional, aunque la iglesia mantiene su uso religioso y, además, una parte alberga un museo con obras sacras.
Mencionar que el Parador tiene una cafetería en el lado del río Bernesga, con una terraza muy agradable con vistas al Puente de San Marcos. Ideal para relajarse.
Terminamos en el barrio del Húmedo disfrutando del patrimonio leonés mientras tapeamos
Tras todo el aprendizaje que nos han transmitido las visitas culturales leonesas, sólo se puede terminar el día de una manera: probando la gastronomía leonesa.
A pesar de que esta ciudad tiene una gran oferta de restaurantes, en donde encontraremos muy buena relación calidad-precio, en Tournride os recomendamos que os dirijáis hacia el Barrio del Húmedo. Allí podréis saltar de bar en bar probando las diferentes especialidades de cada lugar. En muchos de ellos os las pondrán con sólo pedir algo de beber y, en otros, lo más típico hay que pagarlo aparte.
Para llegar al Húmedo disfrutando de un agradable paseo recomendamos seguir por la orilla del río hasta la avenida de Ordoño II, donde girando a la izquierda llegaréis a la Casa Botines. No es el camino más corto, pero permite conocer un poco más la parte nueva de la ciudad.
Todo el área entre la calle Ancha, la Plaza Mayor y la catedral está repleta de bares y restaurantes. No dejéis de probar la morcilla -esta se unta y va sin arroz, no como la de Burgos- y la cecina.
Con estos manjares nos despedimos hasta la siguiente etapa. Nos dirigiremos a Astorga, en el que será nuestro último día en perfil plano… ¡Después el Bierzo y los Ancares serán el contrapunto a estas planicies de campos de cereales!