Distancia a Santiago: 705 km
Distancia en etapa: 44 km
Tiempo estimado: 4 horas – 4 horas y media
Cota mínima: 397 m
Cota máxima: 780 m
Dificultad de la ruta: media
Lugares de interés: Alto del Perdón, iglesia de Santa María de Eunate, Puente la Reina, Cirauqui, Estella.
Itinerario en Google Maps: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí
Esta etapa de 44 km se caracteriza por una continua subida desde Pamplona durante los primeros 12 km hasta llegar al Alto del Perdón (780 m), cota máxima de ruta. Desde allí bajaremos durante cerca de 4 km en fuerte pendiente hasta llegar a Uterga. En esa bajada recomendamos precaución para evitar lesiones. Pero, como siempre, “después de la tormenta siempre llega la calma”. Por eso, un perfil de terreno mucho más suave nos conducirá hasta nuestro fin de etapa: Estella.
Además, hoy se unirán a nuestro camino los peregrinos que comenzaron en Somport y recorrieron hasta ahora el llamado Camino Aragonés. Cerca de Puente la Reina, en la mitad de etapa, nos encontraremos con ellos y ya no nos separemos hasta llegar a Santiago de Compostela.
Por el camino, hoy podremos ver un curioso monumento a los peregrinos en el Alto del Perdón. Pasaremos también por una de las más emblemáticas localidades del Camino Francés: Puente la Reina, protototipo urbanístico de población nacida en torno al camino de peregrinación. Cerca de Muruzábal podremos desviarnos para visitar la iglesia de Santa María de Eunate, uno de los templos más mágicos del camino.
Pueblos medievales y pintorescos salpicarán nuestra ruta, que recorremos por sendas agrícolas o antiguas calzadas romanas entre grandes extensiones de campos de cereal y viñedos.
Bienvenidos al campo navarro, ¡todo un remanso de paz!
PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA
Como ya hemos señalado, el perfil de esta etapa es mucho menos quebradizo pero nos exige un esfuerzo inicial para subir al Alto del Perdón, donde podremos ver el camino realizado desde Pamplona a nuestra izquierda y, a nuestra derecha, el valle que aún nos falta por recorrer. Desde Puente la Reina sólo hay una rampa que realmente nos hará sudar. Es de 1,5 km y nos lleva desde la orilla del Arga al salir de Puente la Reina hasta Mañeru. El resto del camino hasta Estella discurre por sendas entre campos de cereales y viñedos, cruzándose varias veces con la A-12 en pasos subterráneos.
Saliendo de Pamplona por la universidad cogeremos un camino tranquilo que cruza un parque fluvial y, en una ligera rampa, llegamos hasta Cizur Menor. Abandonamos el núcleo residencial y comenzamos a subir hacia el Alto del Perdón por una pista de tierra primero y un camino de hierba después, con una pendiente media del 2%. Al terminar el camino de hierba, un poco antes del octavo kilómetro de nuestra etapa, dejamos a la izquierda Guenduláin, hoy deshabitado.
Aquí la pendiente se irá haciendo cada vez más elevada. Desde Guenduláin hasta Zariquiegui la media de inclinación de subida será de cerca del 5%. Al llegar a Zariquiegui estaremos a pie del pico del Monte del Perdón (1034 m) y veremos delante de nosotros la rampa que nos llevará al alto que nosotros alcanzaremos en esta ruta, con una cota de 780 m.
Para llegar al Alto del Perdón desde Zariquiegui salvaremos una diferencia de cota de 125 m en menos de 2,5 km, siguiendo una rampa que puede alcanzar en momentos puntales el 15% de inclinación. Esta subida a veces se puede hacer más dura si hay mucho viento, circunstancia que no es inusual. De hecho, el sonido de los molinos eólicos moviéndose con el aire nos acompañará durante todo este camino.
Al llegar al Alto del Perdón podemos parar a descansar admirando las vistas. Hacia nuestra derecha, veremos el valle que cruzaremos hasta Estella, todo una estampa de campos de cereales salpicados de pequeñas poblaciones.
Con la bajada desde el Alto del Perdón hay que tener mucho cuidado, sobre todo si llueve. Es dificultosa porque puede tener una inclinación de hasta el 12,5% (aunque la media será de un 7%) y el terreno es poco firme. Hay bastante piedra suelta y puede hacer viento, lo que no ayuda al equilibrio. Si no tenéis mucha experiencia en bajadas complicadas y veis que la rueda empieza a deslizarse, no dudéis en bajaros y llevar la bici a vuestro lado ayudándoos de los frenos. El descenso es de unos 3,5 km por lo que no perderéis mucho tiempo. Si queréis abolir todo este tramo, coged antes del Alto del Perdón la N-111 y bordead el monte.
El descenso nos lleva directos hasta Uterga. Tras cruzar el pueblo vamos hacia Muruzábal, a donde llegaremos ya pasados los 18 km de ruta. Allí hay que coger una pista de tierra que sale hacia la derecha desde el pueblo. Tan sólo 2 km después de recorrer ese sendero llano, llegaremos a Obanos.
Más o menos entre Muruzábal y Obanos hay una parada que no nos podemos perder: la iglesia de Santa María de Eunate. Es un templo románico muy singular en un paraje despoblado, por el que bien vale la pena sumar unos kilómetros a la etapa. Para llegar a él tenemos que desviarnos en Muruzábal, cogiendo un camino diferente desde el centro del pueblo y recorriéndolo durante 2 km. No está muy bien señalizado por lo que se recomienda preguntar a los aldeanos. ¡Ya estarán más que acostumbrados a ver peregrinos dubitativos!
Tras unos dos kilómetros llegamos a la iglesia. Cerca de este punto veremos cómo llegan también los peregrinos que hasta ahora han recorrido el Camino Aragonés, que empieza en Somport.
Desde la iglesia debemos coger el sendero en dirección oeste para llegar a Obanos, donde reengancharemos el camino con los que han seguido directos desde Muruzábal sin visitar la iglesia de Santa María de Eunate. Para salir de Obanos hay que pasar por un arco ojival de piedra y desde allí poco falta llegar a Puente la Reina, por una pista de tierra en ligera pendiente. Es un paseo muy agradable.
LLegamos al ecuador de nuestra ruta en Puente la Reina (22 km), una de las localidades más emblemáticas del camino. La atravesamos y salimos del pueblo por su famoso puente medieval, pasando sobre el mismo río que cruzamos al comenzar la etapa: el río Arga.
Desde Puente la Reina a Estella el perfil es mucho más plano. Sólo encontraremos dos momentos de bastante rampa: al salir de Puente la Reina para ir a Mañeru y cuando crucemos el pueblo de Cirauqui, de empinadas calles medievales.
Tras salir de Puente la Reina subimos la rampa de 1,5 km entre pinos por una pista de tierra y llegamos a Mañeru. Cruzamos el pueblo y desde él vemos una senda de unos 2,5 km en perfil casi llano hasta Cirauqui. Este camino es muy bonito, discurre entre campos agrícolas en un ambiente muy tranquilo.
Al llegar a Cirauqui ya habremos pasado los 29 km recorridos en esta etapa. Esta población de origen medieval tiene calles muy empinadas. Tras cruzarlo, subiendo hasta el ayuntamiento para luego volver a bajar, debemos recorrer 5,5 km hasta llegar a Lorca.
El trayecto Cirauqui-Lorca es muy tranquilo: perfil con inclinaciones suaves por pistas de tierra y asfalto que cruzan por diferentes pasos la A-12. Ya en Lorca nos quedan sólo 8,7 km para alcanzar Estella.
El paisaje seguirá siendo similar, con grandes plantaciones de cereal y viñedos delimitadas por pistas agrícolas y carreteras nacionales. Debemos pasar primero por Villatuerta, a 4,5 km de Lorca. Podemos ir por carretera (NA 1110, antes parte de la N-111) o cogerla para salir de Lorca y luego seguir por un sendero de tierra que nos lleva a cruzar un puente y un paso subterráneo para desembocar en Villatuerta.
Desde Villatuerta nos enfrentamos a los últimos 4 km, que recorreremos en una ligera pendiente, por lo que será un fin de etapa agradable. Con la misma dinámica, seguiremos por pistas agrícolas y deberemos pasar por un último puente y paso subterráneo. Y, al fin, Estella.
En resumen, aunque esta etapa se puede hacer entera por carretera local el sendero original es bastante asequible y por lo tanto Tournride os recomienda seguirlo. Únicamente hay que tener precaución entre los kilómetros 10 y 16 de nuestra ruta, cuando se sube y baja el Alto del Perdón. Si no os sentís seguros, podéis bordear el monte por carretera o bajaros de la bici y empujar en algunos momentos.
CONSEJOS PRÁCTICOS
- Pamplona y Puente la Reina son puntos en los que mucha gente empieza el camino. Por si ese es vuestro caso, os damos opciones para llegar hasta allí:
- Cómo llegar a Pamplona:
Esta moderna ciudad cuenta con estación de autobuses, de tren y aeropuerto. Entre todas estas modalidades de transporte seguro que encontraréis alguna que os acerque hasta la ciudad.
2. Cómo llegar a Puente la Reina:
La mejor opción de transporte es el autobús. La compañía que más conexiones tiene es La Estellesa con salidas desde Irún (2h 45 min), Pamplona (30 min), Logroño (1h 30 min) y San Sebastián (1h 15 min). Conda y Avanza salen desde Pamplona.
También podéis ir en taxi, hay servicios especiales para peregrinos. Un taxi de 7 plazas desde Pamplona cuesta cerca de 30€.
*Recordad que en Tournride tenemos servicio de traslado de equipaje de principio a fin de camino. Decidnos donde comenzáis a pedalear y donde termináis: os dejaremos en vuestro alojamiento la bicicleta y nos llevamos el equipaje sobrante, que os esperará en el lugar que vosotros elijáis. Si tenéis alguna duda podéis consultar nuestra sección de preguntas frecuentes o poneros en contacto con nosotros.
- Muchas de las poblaciones de etapa cuentan con albergues, por si os encontráis cansados y no llegáis hasta Estella. Hay albergues en Muruzábal, Mañeru, Cirauqui y Lorca y, por supuesto, en Puente la Reina. Como en esa localidad se junta nuestro camino con el aragonés, puede que haya muchos peregrinos. Los caminantes tienen preferencia sobre los ciclistas en los albergues. Por eso, si veis que todos están llenos pero queréis parar, sabed que hay un camping-albergue pasado el puente. También podéis seguir hasta Mañeru (a 5,2 km), aunque tendréis que salvar una rampa de 1,5 km.
- Como proponemos Estella como fin de etapa, os redirigimos aquí a información sobre los 5 albergues que hay en esa población. Tenéis a vuestra disposición un albergue municipal, un albergue juvenil (no sólo para peregrinos), dos albergues religiosos (el de los capuchinos y el de la parroquia de San Miguel) y un albergue gestionado por la ANFAS, la Asociación Navarra en favor de las personas con discapacidad intelectual.
- En esta etapa se pasa por muchas poblaciones y es una zona muy transitada por peregrinos, por lo que cuenta con muchos servicios. No tendréis problemas para conseguir provisiones y en el camino podréis acceder a bastantes consultorios médicos si fuese necesario.
ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Hoy decimos adiós a una de las grandes ciudades que atravesaremos en nuestra aventura ciclista, pero lo hacemos para descubrir cosas maravillosas: localidades medievales tan emblemáticas como Puente la Reina o la especial iglesia románica de Santa María de Eunate. Nuestro camino seguirá estando salpicado por puentes de diferentes épocas y discurrirá entre grandes campos de cereales y viñedos.
DE PAMPLONA A ZARIQUIEGUI: NOS ADENTRAMOS EN EL CAMPO NAVARRO
Para salir de Pamplona debemos atravesar el campus universitario de la ciudad. Salimos por la Calle Mayor que nos lleva al Parque de la Taconera, el zoo en miniatura de los “pamplonicos”. Lo dejamos a nuestra derecha y seguimos por la Avenida Pío XII hasta la Avenida Sancho el Fuerte, donde giramos a la izquierda y luego en la primera a la derecha, por la calle Fuente de Hierro. Bajando esta calle nos dirigimos ya al campus universitario de Pamplona.
Seguimos recto y bajamos por la Calle Universidad, por el carril bici del campus. Al llegar a la rotonda donde los coches cruzan el río Arga, nosotros seguimos por el carril bici que se desvía la derecha en la primera salida de la rotonda. Cruzamos por el paso de cebra un poco más adelante y, ahora sí, pasamos por encima de Río Arga.
Para cruzar el río Arga pasamos sobre el puente de piedra de Acella Landa. Este puente, de tres metros de ancho, tiene un sólo arco de unos ocho metros de altura. Forma parte del parque fluvial de Pamplona.
Al cruzarlo, entramos directamente en el municipio de Cizur Menor. Tras seguir por la carretera durante menos de 2 km, pasando por encima de la autopista, llegamos al núcleo poblacional. Por su cercanía a Pamplona, esta localidad está muy urbanizada y funciona como lugar residencial anexo a la ciudad. A pesar de ello también tiene patrimonio de gran antigüedad, como la iglesia románica de San Miguel Arcángel.
Cruzamos de noreste a suroeste, por una gran urbanización. Después, unas flechas amarillas pintadas en unos pivotes y un miliario con la concha en la calle Zelaia nos indican el sendero del Camino Francés.
Seguimos por el camino, viendo a nuestra izquierda grandes extensiones de campos de cereal y, a nuestra derecha, la zona urbanizada de Cizur Mayor. Casi 5 km de rampa que va endureciéndose progresivamente nos lleva entre campos agrícolas y nos hace dejar atrás Guenduláin para llegar a Zariquiegui.
Al entrar en Zariquiegui, nos encontramos a nuestra izquierda con la iglesia de San Andrés. De estilo románico, destaca su gran portada con varias arquivoltas y la decoración vegetal de sus capiteles. En el tímpano, al igual que ya vimos en la iglesia de Santiago de Roncesvalles, hay tallado un crismón. Como allí, es un pictograma que representa a Cristo como principio y fin de todas las cosas mediante la primera y última letra del alfabeto griego.
CON EL EMPUJE DEL VIENTO HASTA EL ALTO DEL PERDÓN, LUGAR EMBLEMÁTICO DEL CAMINO FRANCÉS
La robustez que traslada este templo, que lleva recibiendo a peregrinos desde el S. XIII, nos da fuerzas para afrontar la subida al Alto del Perdón. Es una rampa de poco más de 2 km que no es especialmente fatigosa pero que puede endurecerse si hace mucho viento y, como ya dijimos, no es inusual que eso ocurra.
De hecho, al llegar a la cima del Alto del Perdón (780 m) veremos cómo en una de las figuras de la escultura que allí se encuentra puede leerse: “donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas”. Esta escultura fue diseñada por el artista Vicente Galbete en 1996. El hecho de que se refiera al Camino de Santiago como el «de las estrellas», se relaciona con la leyenda del descubrimiento de los restos del apóstol. Se dice que el ermitaño que los descubrió lo hizo porque vio llover estrellas sobre un valle. De ahí el nombre de la ciudad y del camino: Santiago de Compostela sería Santiago del campus stellae. Es decir, del campo de estrellas.
En este caso, la alusión al “camino de las estrellas” también se refiere a lo que la propia escultura representa. Formada por diferentes formas de chapa, se puede ver a un grupo de peregrinos de distintas épocas dirigiéndose hacia Santiago guiados por la Vía Láctea.
En el Alto del Perdón también podemos ver un marcador con las distancias a diferentes capitales mundiales y un murete con una hornacina vacía. Los restos de piedra recuerdan que antiguamente había allí un conjunto formado por una ermita y un hospital de peregrinos, abdicados a la Virgen del Perdón. La escultura de la Virgen hoy se encuentra en iglesia de Astrain. Se llevó allí en el S. XIX, cuando el ejército de Napoleón profanó la ermita durante la Guerra de la Independencia.
Pero lo que hace realmente especial al Alto del Perdón son las vistas que ofrece del paisaje navarro. Detrás de nosotros queda la cuenca de Pamplona y, por delante, vemos el Valle de Valdizarbe y sus colinas, tras las cuales se encuentra Puente la Reina.
Este es uno de los puntos más emblemáticos del Camino Francés. Su nombre recuerda el perdón integral de los pecados obtenido por la peregrinación, que ha sido un aliciente para la realización del Camino desde el Medioevo. Seguramente también en referencia a este sentido de la lucha contra los pecados surgió una leyenda que se sitúa en este lugar.
Se dice que el diablo trató de hacer comprar la voluntad de un peregrino sediento ofreciéndole agua de una fuente de esta sierra. Le pidió que, a cambio del agua, renegase de Dios, de la Virgen y de Santiago. Pero el caminante no cayó en la trampa y, finalmente, el propio apóstol se apareció milagrosamente para echar a Satanás.
BAJANDO CON CUIDADO AL VALLE DE VALDIZARBE. PRIMERAS PARADAS: UTERGA Y MURÚZABAL
Si seguimos por el sendero desde el Alto del Perdón bajaremos de la sierra por una pendiente de terreno poco firme. Es una bajada complicada. Alternativa: ir por carretera, no supone un gran desvío.
Para ir por carretera cogemos la NA 6056 que pasa por el Alto del Perdón y hacemos la curva final para incorporarnos a la NA 1110. En menos de dos kilómetros giramos a la izquierda para enlazar con la NA 6016 que lleva directo hasta Uterga.
Sea como sea, ¡en este caso todos los caminos nos llevan a Uterga! Entramos por la calle de la Asunción, donde está la iglesia que lleva su mismo nombre. Su solidez recuerda al de Zariquiegui pero este templo es posterior, del S. XVI. La torre y el pórtico, los dos elementos que más lo caracterizan, son del XVII y el XIX respectivamente. El soportal es de ladrillo rojizo y en frente de él hay un precioso olivo y unos bancos para sentarse. Otro buen lugar para hacer un pequeño descanso.
Salimos del pueblo por la calle de las Eras y en menos de 2,5 km por un sendero agrícola de perfil en ligera pendiente bajamos a Muruzábal. Desde este punto vamos a ir viendo cómo los campos de cereales dejan espacio también a los viñedos.
En sintonía con la introducción del viñedo en el paisaje, hallamos en Muruzábal una bodega que se puede visitar. Se encuentra en el Palacio de Muruzábal, una gran construcción de estilo barroco que se erigió como residencia de una importante familia navarra. Hoy en día en ella se embotella vino propio y, junto con la iglesia de San Esteban, es uno de los grandes atractivos del pueblo.
COGEMOS UN DESVÍO…. TODO SEA POR LA PAZ QUE TRANSMITE SANTA MARÍA DE EUNATE
Seáis o no grandes amantes del arte románico, desde Tournride os recomendamos que visitéis la iglesia de Santa María de Eunate. Es uno de esos lugares mágicos del Camino Francés, una construcción especial y maravillosa en el medio de hectáreas de campo agrícola.
En realidad, el desvío no aumenta tanto la distancia. Si vais directos desde Muruzábal a Obanos, recorreréis un sendero de 2 km. Si, en vez de eso, salís de Muruzábal en dirección sureste para llegar a la iglesia y luego vais a Obanos, sólo sumáis un kilómetro a vuestra ruta. ¡Vale la pena!
Son muchas las creencias y leyendas que rodean a este templo de forma tan característica. Santa María de Eunate es especial, sobre todo, por tres razones:
- Su localización. Además de estar incluso hoy “en el medio de la nada”, está situada exactamente en lo que, según nuestro mapa político actual, es el centro de Navarra. Dicen los entendidos en el tema que está erigida en un lugar en el que confluyen diferentes flujos de energías.
- La falta de documentación sobre la iglesia. A pesar de que la mayoría de expertos la datan en el S. XII y que forma parte del Camino de Santiago, casi no se menciona en casi ningún texto histórico. Extraño, ¿no creéis?
- Su forma. La iglesia es románica y octogonal, lo que ya de por sí es raro. Pero, además, no es un octógono perfecto y se sabe que dada la calidad constructiva del edificio podrían haberlo hecho bien si hubiesen querido. Además, un pórtico exento de 33 arcos repite ese misma forma a su alrededor y nunca hubo una cubierta que lo uniese al edificio, ya que no hay marcas de sujeciones en la piedra. ¿Para qué construir entonces esos arcos? ¿Por qué no darle una forma perfecta al templo?
Muchas preguntas y pocas respuestas. Dado que la iglesia se parece en su forma al Santo Sepulcro, se dijo que podía tener relación con la Orden de los Templarios. Pero históricamente hablando, esto no tiene mucho sentido. Lo que sí se cree es que podía ser de la Orden de los Caballeros de San Juan, que atendían y protegían a los peregrinos. Esto se piensa porque se sabe que por esta zona tenían influencia y se han encontrado restos de enterramientos antiguos con conchas de vieira alrededor de la iglesia. Por eso una hipótesis es que en este lugar esta orden tenía un hospital de peregrinos.
Si fuese así, también podría ser que la torre central de la iglesia sirviese como faro. Al encender un fuego en ella se vería desde lejos y así los peregrinos no se perderían en el camino.
DESPUÉS DE UNA MÁGICA PARADA, RECORDAMOS LEYENDAS JACOBEAS EN OBANOS Y SALIMOS HACIA PUENTE LA REINA
Desde la iglesia de Santa María, cogemos un sendero de tierra en dirección oeste que en pocos metros desemboca en la carretera que lleva a Puente la Reina. Pero, antes de llegar, dejaremos a nuestra derecha Obanos.
Para los que deciden no ir a ver la iglesia de Eunate y por lo tanto pasan por esta localidad o, también, para los curiosos que decidan parar en ella para conocerla, os dejamos aquí un poco de información sobre este lugar.
Obanos es una localidad con una gran tradición jacobea. De hecho, la fiesta más importante del pueblo es cada dos años y consiste en una representación teatral en la que participan más de 600 personas y en la que se escenifica una leyenda del Camino de Santiago. Según el llamado “Misterio de Obanos”, un duque peregrinaba con su mujer cuando pasaron por el pueblo y esta decidió quedarse allí a ayudar en el hospital de peregrinos. Su marido se enfadó tanto por su decisión que terminó matándola y lloró por ello durante el resto de su camino. Después, volvió al pueblo y se recluyó hasta morir en la ermita de Arnotegui, que aún existe hoy y se encuentra en las proximidades del pueblo.
Arquitectónicamente, Obanos se caracteriza por sus calles empedradas y la belleza de algunas de sus casas y edificios civiles, con grandes arcadas de piedra. Las más conocidas son la Casa Muzqui, Tximonco o Cildoz.
Como patrimonio religioso cabe mencionar la iglesia de San Juan Bautista y la ermita de San Salvador. En realidad, es a sus pies en donde confluyen las dos variantes del camino francés (la que comienza en Somport y la de Roncesvalles). A veces se dice que los dos caminos se juntan en Puente la Reina, ya que muchos peregrinos pasan por Obanos bordeándolo y por lo tanto se juntan con el resto en la siguiente parada.
La iglesia de San Juan Bautista es de 1912, de estilo neogótico. Su asimetría se debe a que reutilizaron algunas de las partes de la iglesia gótica anterior, por eso sólo tiene una torre. La portada también es del S. XIV. En el interior, una gran nave recubierta de baldosas blancas acoge a los visitantes, con un retablo en el ábside, del S. XVII.
Al salir del pueblo, no nos perderemos gracias a la escasa originalidad de los nombres de las calles: tanto cogiendo la calle Peregrinos de Compostela como la del Camino de Santiago desembocaremos en la NA-6064, que tras girar a la izquierda para coger la NA-1110 nos llevará directos a Puente la Reina.
ECUADOR DE RUTA… ¡LA EMBLEMÁTICA PUENTE LA REINA!
A la entrada de Puente la Reina nos recibe un monumento al camino en forma de peregrino. Desde 1965 da la bienvenida a todos los visitantes sobre una base en la que se puede leer: “Y desde aquí todos los caminos a Santiago se hacen uno solo”. Aunque nosotros ya sabemos que, siendo estrictos, no es allí donde confluyen sino en nuestra ya visitada población de Obanos.
Ya hemos pasado por otras poblaciones con gran parte de su historia ligada al Camino de Santiago. Pero, nunca mejor dicho, podemos decir que esta es la “reina” de todas: nacida por y para los peregrinos. Otros pueblos que pasamos surgieron gracias a su cercanía a un hospital de peregrinos o a un monasterio, pero Puente la Reina es un pueblo cuya vértebra principal es el propio camino y que, además, conserva esa trama urbana original de “pueblo-calle”.
Por tanto, refleja en su entramado urbano su propia historia. Sus principales calles son paralelas a la calle Mayor, el propio camino de Santiago. En el medio de ella está la playa Mayor y, lo que hoy son las calles del “cerco nuevo” y “cerco viejo” que cierran la zona vieja, antiguamente eran la propia muralla. Todo se cierra creando un rectángulo casi perfecto.
De hecho, sus habitantes originales fueron los “francos”, esos extranjeros que entraban por Francia en la península de los que ya hemos hablado previamente. El rey Alfonso I les dio una “carta puebla” para promover la fundación de la ciudad, es decir, les dio una serie de facilidades de comercio e impuestos a cambio de que se asentasen en ese lugar.
La razón de esto es que en el S. XII se estaba ganando territorio a los árabes y una forma de asegurarlo era crear poblaciones en los territorios que volvían a ser de la Corona. En el punto en el que hoy está Puente la Reina, unos años antes la Reina Doña Mayor había mandado construir un gran puente de piedra para que los peregrinos pudiesen salvar el río Arga. En los bordes del Camino, al lado de ese puente y en el tranquilo valle de Valdizarbe; el rey Alfonso I halló un buen lugar para un nuevo asentamiento.
El pueblo se creó teniendo como eje el Camino y durante los siguientes dos siglos el peregrinaje a Santiago fue un gran “fenómeno de masas” medieval y esta localidad creció en torno a esa calle principal: surgieron iglesias, hospitales de peregrinos y comercios para los caminantes. Incluso el monje Aymeric Picaud, el creador de la primera “guía” del mundo occidental, menciona el lugar en el Códice Calixtino como punto de confluencia del Camino Aragonés con los tres que entraban por Saint Jean Pied de Port.
Hoy toda esa superposición de historia en piedra se encuentra en un estado de conservación excepcional para disfrute de los peregrinos que, casi mil años después, la siguen visitando.
Nada más entrar en la localidad, siguiendo el letrero jacobeo que desde la carretera nos señala a la izquierda, nos encontramos con un recuerdo pétreo de la antigüedad del lugar: la iglesia románica del Crucifijo. De finales del S. XII, nació como parte del complejo del antiguo hospital de peregrinos (hoy un colegio) y debe su nombre a la antigua Cofradía del Crucifijo que desde el S. XV gestionaba el hospital.
Pero además, en el interior de la iglesia, hay un gran crucifijo gótico de principios del S. XIV, que maravilla tanto por su tamaño como por su originalidad. En vez de tener forma de “T”, Cristo se aguanta sobre una gran “Y” tallada de forma que la cruz parece estar formada por unos grandes troncos al natural. La escultura de Jesús da buena cuenta de los cambios experimentados del románico al gótico: es un Cristo realista y naturalista, que da impresión de gravidez y cubierto por unos grandes paños de tela que le dan mucho dinamismo. A pesar de su gran tamaño hay corrección en la proporción y, además, la finura en la talla de cada rasgo nos transmite sensación de dolor y pena. Una de las grandes obras de la imaginería gótica.
Hay diferentes especulaciones acerca del origen de este Cristo crucificado. Unos lo relacionan con la Orden Templaria y otros dicen que fue un regalo de unos alemanes que cargaron con la talla durante toda su peregrinación y que la terminaron dando como regalo al hospital de peregrinos.
La calle del Crucifijo nos lleva directos a la Calle Mayor. En ella veremos bullir toda una vida en torno a los peregrinos, en forma de comercios en bajos de grandes casas de piedra, con balcones forjados en hierro y grandes puertas arcadas. Al recorrerla encontraremos tres puntos que merece la pena pararse a visitar: la iglesia de Santiago, la Playa Mayor y la iglesia de San Pedro.
La iglesia de Santiago fue construida de manera casi coetánea a la del Crucifijo, pero hoy es mucho más grande debido a las sucesivas reformas que fue experimentando. También por ello podemos encontrar una mezcla de diferentes estilos en ella: desde románico hasta gótico tardío y renacentista.
En el interior, las bóvedas de la nave principal crean complicadas formas estrelladas con sus nervios. Se sujetan por enormes pilares renacentistas. Además, dentro de este templo vamos a poder ver una de las tallas más famosas del Camino, de la que ya tuvimos un aperitivo en forma de copia en nuestra visita a Roncesvalles: la escultura de Santiago “Beltza” o Santiago “Negro”. Aunque en todo el Camino Francés se pueden ver más de 300 tallas del apóstol, esta es una de las más conocidas y admiradas. Se le llama el “negro” (beltza en euskera) porque antes de que se restaurase su tez era de ese color.
Saliendo de la iglesia, seguimos por la calle Mayor y llegamos a la plaza principal del pueblo. Un buen lugar para hacer una parada si lo necesitamos, cobijándonos bajo su galería porticada. Adornan el lugar los bonitos edificios que le dan forma, especialmente la llamada “Casa de los Cubiertos”.
Seguimos por la calle Mayor y, antes de abandonar el pueblo, pasamos por la iglesia de San Pedro. Esta es más moderna que las otras dos, del S. XVI, aunque tiene una capilla de origen gótico junto con otras tres barrocas. Lo más destacable de este templo es un retablo y una talla de la Virgen. La escultura solía estar un hueco del puente medieval que da salida al pueblo, y se le llama Virgen del Txori (“pajarito” en euskera) porque supuestamente una pequeña ave le lavaba la cara todos los días con agua que cogía del río con su pico.
Tras dejar la calle Mayor detrás de nosotros llegamos al gran puente medieval que nos despide de Puente la Reina y da el pistoletazo de salida a la segunda mitad de nuestra etapa.
Esta maravillosa construcción medieval fue encargada en el S. XI por la reina Doña Mayor, esposa del rey de Navarra. Aunque la mayoría de estudiosos defienden que el nombre de la villa se debe a este hecho, hay otros que creen que dado que el río Arga se denominaba “runa” en vasco, podría ser derivado de “pons rune” (puente sobre el Arga).
El puente de piedra tiene 5 grandes pilares con tajamar que sostienen 6 arcos de medio punto. El arco central es más grande y el más oriental no es visible hoy en día porque ha quedado enterrado. Antiguamente el puente tenía tres torres y en una de ellas era donde estaba el hueco en donde se encontraba la Virgen del txori, que según la leyenda lavaba un pajarito con agua de su pico.
A MAÑERU Y CIRAUQUI POR SENDEROS AGRÍCOLAS: FOTOS «DE POSTAL» PARA NUESTRO CAMINO
Salimos de Puente la Reina cruzando su puente medieval y después giramos a la izquierda. Cruzamos un paso de cebra que nos introduce en el barrio de Zubiurrutia, el llamado “barrio de las monjas” por tener desde el S. XIII un convento de agustinas. El río Arga nos sigue paralelo a nuestra izquierda, y así continuamos recto hasta pasar la depuradora. Un gran pinar en terreno inclinado ocupa el espacio entre el río y la autovía A-12, la Autovía del Camino.
Para llevar a Mañeru, que se encuentra al lado de la autovía, tendremos que subir esa rampa entre pinos. No es una cuesta muy larga y además es el último gran esfuerzo de esta etapa pero aún quedan más de 20 km por delante por lo que, si estáis cansados, no dudéis en subirla empujando la bicicleta.
Llegamos a Mañeru, delimitado por la A-12 por el norte. Cruzamos el pueblo por su parte sur y, al salir de la villa, una de las vistas más entrañables del camino se abrirá ante nosotros. Todo un sendero de tierra entre campos de cereal y viñedos y, al fondo, Cirauqui.
Mañeru es una pintoresca villa de origen medieval de menos de 500 habitantes. Al igual que nuestra siguiente parada, Cirauqui, también conserva su trazado medieval asentado sobre una colina. Este pueblo tiene una gran tradición vinícola, aunque hoy en día el cultivo destinado a viñedos a perdido terreno en favor del de cereal. Aún así, se sigue haciendo un vino denominado “Belardi” y producido de forma cooperativa.
Durante la Edad Media el pueblo estuvo bajo el control de la Orden de San Juan y luego pasó a depender de Puente la Reina vinculado al monasterio del Crucifijo. También fue escenario de la primera Guerra Carlista. Hoy en día podemos encontrar en Mañeru todos los servicios que necesitemos.
Tras cruzar el pueblo por sus estrechas calles y pasar por la gran plaza de los Fueros, salimos por la zona del cementerio hacia Cirauqui. Para llegar hasta allí, recorremos 2,5 km de sendero agrícola entre grandes campos
Al llegar a Cirauqui tenemos que afrontar la última gran rampa del día, ya que cruzar el pueblo supone recorrer sus calles empinadas, entrando por lo que queda de la antigua muralla hasta alcanzar el ayuntamiento. Antes de llegar a la casa consistorial, desde Tournride os recomendamos que os bajéis de la bici durante unos minutos para visitar la iglesia de San Román.
Esta iglesia se construyó en el S. XII y pertenecía al monasterio de San Millán de la Cogolla (como toda la villa). A pesar de que ha sufrido muchas adiciones y reformas, conserva intacta su puerta sur. Esta portada es muy interesante porque es una muestra de la mezcla de tres influencias diferentes que podían encontrarse a finales del S. XII en la península ibérica: tiene elementos de la escultura románica, de la manera de hacer portadas de la orden del Císter y, también, decoraciones que recuerdan al mundo árabe. Toda una conjunción de corrientes.
Mencionar que hay una posibilidad de itinerario señalizado a la entrada de Cirauqui que bordea el pueblo en vez de atravesarlo. Precisamente, está pensado para los ciclistas que quieran ahorrarse las rampas de la localidad.
DE CIRAUQUI A LORCA LA COSA VA DE INGENIERÍA: DESDE CALZADAS ROMANAS A PUENTES MEDIEVALES Y MODERNOS ACUEDUCTOS
El sendero que tomamos al salir de Cirauqui es parte de una antigua calzada romana y nos lleva directos a un puente del S. XVIII, construido sobre otro previo que también era romano. Rodando sobre este camino tan antiguo llegamos en unos metros a un paso superior sobre una de la calzada más moderna del Navarra, la autovía A-12 o «del Camino».
Cruzamos el paso y seguimos el camino durante casi tres kilómetros, siempre con la autovía a nuestra izquierda. Después, debemos volver a cruzar la autopista por un paso subterráneo. Llegamos en una rotonda donde giramos a la derecha para coger la carretera NA-7171, que cruza de nuevo la A-12 por debajo. Tras pedalear durante unos 500 metros veremos una gran estructura que cruza la NA-7171 por encima de nosotros: es el viaducto de Alloz.
El viaducto de Alloz fue diseñado por Eduardo Torroja en 1939. Seguro que a muchos no les suena su nombre, aunque sí el de su nieta: Ana Torroja, la cantante del desaparecido grupo Mecano. Aún así, no debemos olvidarnos de este gran ingeniero español, considerado uno de los grandes maestros y artistas del hormigón armado del S. XX. Diseñó esta gran estructura para llevar el agua desde el embalse de Mañeru y hoy sigue en pie cumpliendo su función y habiéndose convertido ya en un aliciente para la realización del Camino de Santiago por Navarra.
Unos metros más adelante después de pasar el viaducto, sale un camino de tierra a la izquierda desde la carretera. Al cogerlo llegaremos directos a otra obra de ingeniería, esta vez vez medieval, el puente que cruza el río Salado.
Este puente se sustenta sobre dos arcos y es mencionado en el Códice Calixtino. Avisa en su libro el monje Picaud a todos los peregrinos de que tengan cuidado, porque dice que aquí aprovechaban los bandidos para asaltar a los caminantes. Apostados en la ribera del río y afilando sus cuchillos, les decían a los peregrinos que les diesen a sus caballos de beber del agua del río que, por lo salada que era, los mataba. Después, degollaban a los caballos y le quitaban las pertenencias a sus dueños.
ÚLTIMOS 10 KM… ¡FALTA POCO PARA ALCANZAR ESTELLA! PASAMOS POR LORCA Y VILLATUERTA
Tras cruzar el puente giramos a la izquierda y seguimos por una pista de tierra hasta volver a pasar por un túnel que cruza, de nuevo, la A-12. Al salir del paso subterráneo veremos una pista asfaltada que nos llevará directos hasta Lorca (kilómetro 36 de ruta), que cruzaremos de este a oeste por la Calle Mayor.
Como muchas de las poblaciones de la zona, esta localidad en la que hoy habitan menos de 100 personas tiene su historia muy ligada al Camino de Santiago. Hace más de 900 años ya contaba con un hospital de peregrinos y hoy tiene dos albergues privados.
Salimos por la calle mayor de Lorca para emprender los últimos 9,5 km de ruta hasta Estella. Pero primero debemos recorrer unos 4,5 km hasta Villatuerta. Tenemos dos opciones de itinerario:
- Ir por la carretera NA-1110.
- Coger un sendero de tierra que aparece a nuestra izquierda al salir de Lorca y seguir entre sendas de cultivos y viñedos. Tras cruzar otro paso subterráneo por debajo de la autopista, llegaremos a Villatuerta.
Si cogéis la segunda opción, veréis que hay un área de descanso justo antes de pasar el túnel que cruza la autovía. Allí se ha instalado un monumento en honor a una canadiense que murió en el 2002 cuando peregrinaba a Santiago.
LLEGAMOS A VILLATUERTA Y EMPRENDEMOS LOS ÚLTIMOS PASOS A ESTELLA
Villatuerta está dividido en dos por el río Irantzu y para cruzarlo debemos seguir las calles hasta llegar a un puente de piedra de origen medieval. Como el de Puente la Reina, es más alto en el centro que en los extremos. A esto se le llama puentes “tipo dromedario”. Aunque, claro está, este es mucho más pequeño.
El otro monumento resaltable es el templo de la Asunción. Antiguamente había otra iglesia tardorrománica en su lugar, pero se incendió en el S. XIV y por ello se construyó el templo gótico que vemos hoy en día. Destaca, sobre todo, su interior. Está muy decorado, teniendo incluso restos de pinturas murales.
Salimos del pueblo por el noroeste, por el “Camino de Estella”. Cruzamos un paso de cebra y llegamos a una senda de tierra. Cuando veamos la carretera (NA 1110) giramos a la izquierda para, por un corto camino, llegar a la ermita de San Miguel.
Este templo es casi de obligatoria visita para los que realizan el Camino Francés. Se alza como un fuerte, una enorme mole de piedra rodeada de campos. Es el primer templo prerrománico que veremos en nuestra ruta y, en su interior, muchos peregrinos dejan papeles con deseos y descansan un rato, disfrutando de la paz que transmite el lugar y maravillándose con su espléndido retablo de cobre dorado con piedras semi-preciosas. Toda una joya medieval.
Además de ser una parada tradicional para los peregrinos, el templo también se relaciona con ritos para la fertilidad o para curar dolores. Las mujeres que querían quedarse embarazadas se sentaban en una piedra y oían misa. También, en la capilla central hay un pequeño orificio y la gente metía en él la cabeza para curar dolores crónicos.
Dejamos esta iglesia tan especial y volvemos al camino, ¡ya falta muy poco! Para volver a la ruta hay que retroceder un poco, cogiendo de vuelta el sendero corto que nos llevó a la ermita. De vuelta en el camino, nos queda cruzar un último paso subterráneo por la A-12 para llegar a Estella.
Al pasarlo, seguimos y vemos un puente que cruza el río Ega y por, fin, entramos siguiendo la calle Curtidores entramos por el sureste a Estella.
UN PASEO POR ESTELLA
Como siempre, en Tournride os proponemos un paseo de una tarde para que sepáis qué ver y qué hacer en Estella, vuestro fin de etapa. Podéis ver el itinerario del paseo aquí. ¡Son sólo 35 minutos caminando en total y podréis conocer muchos monumentos de la villa!
Primero, un poco de historia sobre la conocida como «Toledo del Norte»
El hecho de que el Camino de Santiago pase por Estella se debe a una decisión del rey Sancho Ramírez. En el año 1090 decidió que la ruta se desviase hasta el río Ega que cruza la población y le dio un fuero a los francos para que desarrollasen allí sus actividades. Con el gran fenómeno en el que se convirtió la peregrinación en los siglos siguientes, grandes construcciones fueron desarrollándose en Estella.
El desarrollo de la ciudad hizo que apareciesen diferentes barrios, siendo también muy importante la comunidad judía del lugar (hasta que se expulsó a los judíos de España en 1492). Además, hay que tener en cuenta que todo el movimiento de la peregrinación conllevaba la expansión de corrientes artísticas, lo que se plasmaba en las poblaciones del Camino. El monumental resultado de todo esto en Estella hace que muchas veces se le denomine “la Toledo del Norte”.
Nos vamos de paseo, ¡mucho que admirar en tan sólo media hora!
Al entrar en Estella, ya sea por la NA-1110 o por el sendero original, desembocaréis en la calle Curtidores. En ella ya hallaréis un albergue municipal en el que podréis descansar, pero si está lleno siempre podéis intentar buscar un sitio en los otros cuatro albergues del pueblo (ver más sobre alojamientos en los consejos prácticos de etapa).
En las cercanías de la calle Curtidores, ya encontramos un punto con varios monumentos de interés: la iglesia del Santo Sepulcro, el convento de Santo Domingo, la iglesia de Santa María Jus del Castillo y, siguiendo la calle por la vera del río; el Palacio de los Reyes de Navarra.
La iglesia del Santo Sepulcro es lo primero que veremos al entrar en Estella. Durante la Edad Media era el templo principal de unos de los barrios o burgos que constituían la localidad. Hoy podemos ver las diferentes influencias que dejaron mella en su fábrica desde el S. XII. Sólo una de las naves es de ese siglo y la mayoría de lo que queda es del S. XIV (gótico). Destaca sobre todo la portada principal, con 12 arquivoltas que forman una enorme puerta abocinada. Tiene mucha decoración, destacando una figura de Santiago vestido de peregrino.
Casi pegados, están el convento de Santo Domingo y la iglesia de Santa María Jus del Castillo. Para ir de uno a otro volveremos a la calle Curtidores y veremos el puente Picudo sobre el río Ega, otro ejemplo del tipo «dromedario».
El convento de Santo Domingo refleja la importancia de la relación que en el Medioevo tenían la Iglesia y la Corona. Fue el rey de Navarra quien ordenó y pagó la construcción pero los dominicos, que lo iban a ocupar, dieron beneficios a los fieles y colaboraron en su mantenimiento. Debido a la crudeza de la guerra de la Independencia ante Napoléon, los monjes huyen del convento y aunque luego se vuelve a habitar de manera intermitente, con la desamortización de 1939 se abandona y queda en desuso, hasta que a mediados de siglo sólo quedaban las paredes. En los 60 y 70 se rehabilitó y hoy funciona como residencia de ancianos, por lo que no puede ser visitado en el interior.
Casi adyacente a la actual residencia está la iglesia de Santa María Jus del Castillo. Antiguamente, en el lugar en el que se encuentra, había una sinagoga. En el S. XII se ocupa ese solar y se construye este templo cristiano, que mantiene su función de iglesia hasta el S. XVII. Aunque en un principio se denominaba iglesia de Santa María y de Todos los Santos, con la construcción del castillo de Zalatambor en un alto cercano, se le comienza a conocer como la iglesia “bajo el castillo” (“jus” del Castillo, en euskera). Comienza luego un proceso de deterioro que se detiene cuando a finales del S. XX se decide usar ese espacio tan valioso artístisca e históricamente como centro de Interpretación del Románico y del Camino de Santiago.
Si volvemos a la calle Curtidores llegaremos al Museo del Carlismo, que está justo al lado del albergue de peregrinos que ya mencionamos. Ocupa el espacio del antiguo palacio del Gobernador de Navarra, del S. XVII. Si os interesa la Historia Contemporánea seguro que encontraréis aquí un lugar en el disfrutar aprendiendo, ya que además de promover la investigación sobre el Carlismo, el museo tiene un claro enfoque didáctico y pedagógico.
El carlismo fue un movimiento político que apareció en el S. XIX en oposición al liberalismo. Mientras la nueva corriente política liberal quería sacar a los Borbones del poder y cambiar el sistema político y económico, los carlistas apostaban por un sistema más parecido al Antiguo Régimen en el que la Iglesia y la Corona tuviesen mucha presencia. Básicamente, se resume su esencia en el lema “Dios, Patria, Rey”. Lo curioso de este movimiento es que se alargó y evolucionó mucho con el tiempo, ya que incluso persistió hasta el final de la dictadura franquista. Además, durante el S. XIX los diferentes intentos de hacerse con el poder de sus seguidores desembocaron en tres guerras civiles diferentes.
Muchas de las zonas que hoy forman parte del Camino de Santiago en Navarra fueron escenario de batallas durante esas tres guerras carlistas, de ahí que se haya dedicado este espacio al estudio e investigación de este movimiento político.
Volviendo a la calle Curtidores, seguimos recorriéndola hacia el oeste y llegamos a la Plaza de San Martín. En ella hay una bonita fuente renacentista del S. XVI con árboles y bancos donde descansar admirando los dos monumentos que nos rodean: el palacio de los Reyes de Navarra, en la propia plaza y, al otro lado, la iglesia de San Pedro.
El palacio de los Reyes de Navarra es muy importante porque es el único resto que queda en Navarra de arquitectura civil de estilo románico. Como hemos visto hasta ahora, la mayoría de lo que queda de este movimiento de los S. XI-XIII se reduce a edificios religiosos. Pero, en este caso, podemos ver cómo se aplica en una construcción de carácter civil, aunque la función original del espacio no está clara. Hay algunos estudiosos que creen que allí se reunían los francos con poder que gobernaban los diferentes burgos de la antigua Estella. Otros creen que podría ser una gran bodega y granero con una sala para el gobernador del reino.
Independientemente de su función original, el edificio destaca por su conservación. Su fachada actual se divide en tres cuerpos horizontales con dos torreones. El cuerpo medio, de grandes ventanales, se apoya en una gran galería porticada. La parte superior es una ampliación del XVII. Hoy en día alberga el museo del artista Gustavo de Maetzu.
Enfrente de esa plaza se encuentra, en un nivel superior (hay unas escaleras y un ascensor para llegar) la iglesia más grande de la población y uno de los principales atractivos del lugar: la iglesia de San Pedro de la Rúa.
Este templo ocupaba lo que era el centro de la ciudad medieval de Estella y de él destaca especialmente su claustro, muy decorado. Se encontraba al lado del antiguo castillo, de ahí su posición en un alto de la ladera, de fin defensivo. De hecho, la torre a los pies de la iglesia da al conjunto aspecto militar. Sus restos más antiguos son del S. XII y funcionó durante la Edad Media como cementerio de peregrinos.
Además de los restos del claustro, destaca su pórtico de entrada. Al igual que ya vimos en la iglesia de San Román de Cirauqui, las formas polilobuladas de este nos recuerdan la influencia del arte árabe que durante el S. XIII predominaba en el sur de la Península Ibérica.
La subida a la iglesia vale la pena no sólo por ver el conjunto en sí mismo, sino también por las vistas que ofrece de Estella. Recomendamos que os paréis en las escaleras de bajada a la plaza y disfrutéis de un bonito atardecer con el paisaje navarro al fondo.
Reponemos fuerzas con buena gastronomía y lugares donde descansar
Después de tanto trasiego de etapa y turismo, estamos seguros de que estaréis deseando descansar y comer algo apetitoso. Estella es un buen lugar para ello, no en vano ya en el S. XII avisaba el monje Aymeric en su guía del Camino que era un lugar de “buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado y toda clase de felicidad”.
Si sois de pescado, no podéis marcharos sin probar el bacalao al ajorriero, con verduritas y tomate. También podéis encontrar trucha cocinada de diferentes maneras. Los carnívoros encontrarán en los asados su gran aliado, sobre todo de cochinillo (buscad el “gorrín” en las cartas de los restaurantes) o de todo tipo de caza. Además, como toda la Comunidad de Navarra, destaca por la buena calidad de sus verduras.
Los golosos, sabed que hay varios comercios con mucha tradición pastelera en la villa. Tienen fama, sobre todo, los pasteles de hojaldre de Estella (“alpargatas”) y los bombones de chocolate.
Si preferís una opción más económica, podéis comprar algo de comer y disfrutarlo haciendo un picnic en el parque de los Llanos, a la vera del río Ega. Hay allí también unas pozas en las que uno se puede bañar y de las que se dicen que sus aguas son medicinales y tienen propiedades curativas.
Pero no os olvidéis de descansar bien tras este día repleto de descubrimientos… ¡Mañana cambiamos de comunidad y hacemos inmersión vinícola en La Rioja!